Jasón observó a Camille por encima del borde de la taza de café. Mientras enfriaba la bebida con un soplo de aire, pensó en la noche anterior. Al igual que en ese momento, ella se veía asustada de él, en menor medida, pero no pudo ocultarle que temía lo que podía hacerle a ella y a su hijo. Su intención no había sido hacerle pagar, pero ella continuó con su engaño y no podía permitírselo. Ocultó una sonrisa detrás de la taza cuando vio que ella lo miraba queriendo hablar con él, pero no se atrevía.—¿Quieres decirme algo, Camille? —Le gustó llamarla por su nombre, creía que iba más con ella. Para él, Amber no pegaba con su personalidad. Aunque escondiera a una mentirosa, su nombre le gustaba mucho más.—¿Me dejarás ver a mi hijo? —ella no esperó, de inmediato hizo la pregunta que le urgía conocer la respuesta.—Sí, te dejaré verlo —respondió él, y antes de que ella le preguntara en qué momento sería, le aclaró para que no tuviera muchas esperanzas—, cuando yo entienda que lo mereces,
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