La noche había caído de nuevo sobre el castillo de Bran, y allí, juntos, escondidos entre las sábanas de su habitación, Génesis y Artem hacían el amor una vez, sintiéndose completos. Ya no había mentiras, no había más crueles engaños, no había intrigas, no había dolor, y ambos se aferraban a la esperanza de una vida tranquila y apacible, en que la pudieran vivir completamente felices…eran simplemente ellos, a corazón destapado, sintiéndose a flor de piel el uno al otro.Artem, sin perder tiempo, comenzó a desvestir a la hermosa loba albina; estaba volviéndose loco de amor, de pasiones desbordadas que sobrepasaban a razonamiento o culpabilidad. Recordar todo lo que le había hecho al despreciarla, lo hacía sentir verdaderamente miserable, y al menos por esa noche, necesitaba tomarla, sentirse su único dueño, el único en la vida de su hermosa Génesis…no dejaría que nadie la tocará, ella era de él, tal y como él era tan solo de ella, ese sentimiento de pertenencia era diferente, no posesi
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