El camino que tenían por delante, parecía demasiado sinuoso. Los rostros de los jóvenes cazadores, parecían demasiado cansados, apenas habían dormido pocas horas, y la marcha de Nicanor no parecía tener la intención de detenerse. Niccolo se sentía mental y físicamente agotado, y con los pasos de Leopoldo Montefeltro detrás de ellos, aquella marcha apresurada parecía no tener fin.Su cacería había comenzado a buen ritmo, sin embargo, los rumores sobre lo que estaban haciendo se habían esparcido, y comenzaba a resultar cada vez más difícil encontrar manadas para cazar; era casi como si todos los hombres lobos se hubiesen esfumado, y, además, Niccolo tenía que evitar a toda costa que su padre sospechara sobre la verdadera identidad de Génesis…aquella guerra que había iniciado, era para recuperarla, no para perderla.Niklaus se sentaba sobre un viejo y grueso tronco de madera, todos estaban demasiado agotados, y su padre había decidido marchar prácticamente sin descanso, obsesionado con e
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