Aquella noche fría, la luna, poco a poco, se iba coloreando de rojo, como un tenue destello que daba aviso a grandes tragedias que se avecinaban.Tienes que venir conmigo ahora…ese no es el lugar al que perteneces, tu sitio es conmigo, permanentemente a mi lado, eres mía Génesis, lo has sido desde el momento en que juntos, abrimos los ojos por primera vez al mundo, me perteneces y pase lo que pase, te tendré a mi lado.De golpe, la loba blanca se había despertado de ese nuevo sueño; de esa nueva pesadilla, que le ocasionaba terrores nocturnos. Cada noche lo soñaba, a su hermano gemelo siendo ya un hombre adulto, haciéndole el amor, susurrando cosas a su oído, en donde juraba que el legado perdido de la familia de ambos renacería una vez más; aquello era una pesadilla interminable y una tras otra parecían no tener fin.Incorporándose en la cama, Génesis observo a su amado Artem a su lado, y acurrucándose junto a él, tembló de miedo ante aquellas pesadillas. El incesto era algo repugnan
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