No te resistas, sabes que lo deseas, deseas a tu igual entre tus piernas, deseas ser tú la que sea tomada con violencia, la que reciba su semilla dentro, no esa mujer con la que te ha traicionado.— ¿Quién dijo eso? — cuestiono Génesis mirando en todas direcciones, la había escuchado, una voz masculina y cavernosa hablándole y diciéndole cosas repugnantes.El dolor había pasado, y Génesis, atemorizada, corría con desespero de regreso al interior de la mansión Montefeltro, de regreso a Artem, el único al que amaba y amaría, el único al que verdaderamente deseaba, y el único con quien estaría siempre. Aquellas palabras maliciosas que parecían venir de ningún lado, no la harían desear a lo indeseable…ella no caería en las garras de su gemelo.Entrando en la habitación, Génesis se recostó junto al lobo de piel morena, quien rápidamente la envolvió entre sus brazos. Despertando, Artem la acurrucaba contra su pecho, sintiendo la delicada y temblorosa figura de la loba blanca; estaba asustad
La mañana había llegado al fin, Génesis despertaba de nuevo en medio de mil angustias después de una noche de pesadillas que la estaban consumiendo, Artem, besó sus labios con ternura, su amada loba blanca lucia terrible, las ojeras abarcaban cada vez más espacio dentro de su bonito rostro, la palidez era aún más notoria aun siendo albina, había adelgazado, su amada se estaba consumiendo en vida debido a que su mente se esforzaba ferozmente a resistir al instinto, no podía seguir así, de lo contrario, acabaría muerta.Génesis, noto un par de maletas que descansaban sobre la cama, la mirada de su amado Artem era seria, algo pasaría, estaba segura de ello.— ¿Saldrás de viaje? — cuestiono la hermosa albina con dudas.— Los dos lo haremos. — respondió Artem con seriedad.Génesis, abrió gravemente los ojos, no podía irse, aun tenían que ver a su hermano perdido.— No puedo marcharme, Giles me necesita. — dijo Génesis con lágrimas en los ojos.— ¿No lo entiendes? Giles es la razón de tu es
Rumania, tierra inhóspita que albergaba viejas leyendas. Sus altas montañas y sus pueblos rodeados de bosques cubiertos de niebla, le daban un toque místico y espectral a aquella hermosa nación. Génesis observaba los altos pinos y abedules de troncos blancos, brillando en la lejanía bañados por la luz de la luna. Aquel dolor que la había estado atormentando, había repentinamente desaparecido, así como sus pesadillas iban siendo cada vez menos conforme se iban alejando. Se sentía más tranquila, aunque profundamente herida.¿Ella y Giles jamás podrían tener una relación normal entre hermanos?No podía evitar preguntarse aquello. Sentía que había perdido el control de su vida; viajando de un lado a otro, huyendo como una cobarde, porque no tenía más opción que hacerlo. Se sentía triste, deprimida por toda aquella situación que ya la había sobrepasado. Recargándose en Artem, la loba blanca suspiro.—¿Por qué tenemos que pasar por todo esto? — cuestionó la loba albina sin dejar de mirar el
La noche había llegado, y Artem entraba en la habitación que había reservado. Benazir descansaba ya con su amante humano, y al igual que ella no lograba sentirse completamente a salvo en aquellas tierras de vampiros. Existía una rivalidad entre ambas razas; los vampiros eran seres diferentes, anti naturales, sus vidas eternas y la manera en que sobrevivían, desafiaban todas las leyes que la madre naturaleza había dictado…pues todo lo que nacía, eventualmente tenía que morir. La promesa de la muerte era lo único verdaderamente cierto que cada criatura tenía dado por hecho, pero los vampiros, eran eternos; su nacimiento no era nada más que una maldición, mordido por un maldecido, un humano se transformaba en las más hermosa de las bestias, peligrosa en extremo, con toda su hermosura inmortal seguida por la pestilencia de la muerte, condenados a la eterna oscuridad y a existir por siempre sin jamás morir…ese era el peor de los castigos.Cerrando la puerta tras de sí, Artem sintió que sus
El amor verdadero es la más rara y valiosa de las joyas. La mayoría de las personas juraran amar…pero casi ninguna podrá decir que lo ha hecho realmente. Génesis, meditaba aquello mirando a Artem Kingsley durmiendo. Alejada de su hermano, meditando sola todo lo que había estado ocurriendo los últimos meses en los que su vida entera se había transformado en un caos, salió de su habitación. Era el tercer día que estaban en Sirnea, distrito de Brasov, y de aquellos amigos de su padre aún no se sabía nada. Asomándose por el balcón de la recepción de aquel hotel, observó el paisaje nocturno. Aquel viejo hotel estaba rodeado de espesos y oscuros bosques, cuyos altos pinos que sobresalían al resto, brillaban etéreos bajo la luz de la luna.El viento era frío, mucho más frio de lo que era en aquella temporada en Italia, y aun cuando aquel lugar era dueño de una belleza sin igual, se sentía incomoda; como observada a cada instante y cada momento en aquella terraza al exterior. Recargando sus b
El sonido de las copas chocando, y la música tenue en el fondo, se mezclaba con las grotescas risotadas y las charlas altas que hablaban sobre victoria. Sobre la enorme mesa de los Salvatore en el salón principal de la mansión, se había servido un gran banquete para celebrar “El primer triunfo” que la legión de ángeles había logrado.—Lo hicimos, mi queridos aliados y abanderados. Extinguimos la vida de hasta el último hombre, mujer, y niño lobo, que había entrado en nuestro territorio violando los tratados. Así como esta noche celebramos un pequeño triunfo, celebraremos todos los demás, ¡Y tendremos las cabezas de todos los Alfa colgadas en mi pared! — gritó Nicanor alzando su tarro de cerveza, mientras Niklaus y los demás cazadores gritaban animados y felices por el calor del alcohol y la batalla.Legión de Ángeles, así se habían hecho llamar su gremio de cazadores, y Niccolo observaba en silencio con una copa de vino tinto en sus manos, a su padre, hermano y el resto de los cazador
El aroma a sangre cubría aquel descampado en donde una manada de lobos había estado refugiándose. Los rumores crecían a medida que las manadas que buscaban escapar, eran aleatoriamente atacadas sin un motivo real para hacerlo. Los hombres lobos buscaban llegar lo más al sur que les fuera posible, para evitar caer víctimas de los Levana, los vampiros o los cazadores que parecían seguirlos intencionadamente para atacarlos sin piedad alguna, y sin ninguna razón para hacerlo.—Por aquí, deprisa. — decían las lobas hembras quienes buscaban refugio dentro de las cavernas de aquellas montañas a las que habían logrado escapar dejando a sus hombres peleando atrás.El desconcierto era palpable, el miedo era lo único que sentían, y los niños pequeños se aferraban a sus madres guardando tanto silencio como les era posible hacerlo. De la gran y escandalosa pelea que cada vez se iba quedando más atrás, pronto, se hizo el silencio. Todos sabían que la familia de cazadores Salvatore junto a otras var
La gran belleza de las montañas rumanas y sus hermosos castillos, eran una delicia para aquel que tuviera el privilegio de presenciarlas. Los hermosos valles y los pintorescos pueblos, eran una experiencia única e inigualable. La noche había terminado, y durante el día Génesis había decidió recorrer las calles de aquel pueblo como una turista, y al anochecer todos partirían al hermoso castillo de los hermanos Sallow, los vampiros que iban a ayudarla.Las calles lucían hermosas, totalmente decoradas y vestidas de flores y vividos colores blancos y violetas que invitaban a la paz. Todos en el pueblo estaban vestidos de blanco y caminaban en dirección a la vieja catedral ortodoxa de la Santísima Trinidad que se hallaba justo al centro de la gran plaza; todas las personas, incluidos los niños, llevaban una vela aun sin encender en sus manos, y sintiéndose fuera de foco, Génesis se colgó del brazo de Artem, para caminar junto a los pobladores hasta ese lugar.Aquello parecía más un ritual