IlanNo estaba seguro de lo que haría al encontrar a Adrik y sus secuaces. Él había sido mi mejor amigo desde que éramos apenas unos cachorros, hermanos de diferentes madres; lo amaba y respetaba como si en verdad compartiéramos sangre, pero esta vez había ido demasiado lejos.Se atrevió a poner sus manos sobre Selene sabiendo lo importante que era para mí, pues, de no saberlo, no se me ocurre otra explicación para llevársela. Una humana no servía de nada a sus planes de hacer crecer a su manada. Adrik tenía un plan, lo sabía, y ella había sido solo la carnada para atraerme hacia él.Sabía que estaba arriesgando mucho al caer en su trampa, pero no tenía otra opción; si Kaiya estaba en lo cierto, debía salvar a Selene a toda costa y no me importaba sufrir las consecuencias.—Ilan, esto no me gusta —dijo Garo, atravesando los muros de mi mente—. Sus huellas están por todas partes, está siendo demasiado fácil. Adrik no es tonto, ¿por qué sería tan descuidado?—Porque quiere que lo encuen
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