El disfraz de Lea no fue fácil de conseguir, pero cuando Alessia la vio correr de un lado al otro de la sala, entendió que todo valió la pena.Alessia siempre la enseñó a estar orgullosa de sus raíces, así que esa noche portaba con honor un atuendo completo de catrina; incluso la maquilló. No querían que luciera muy oscuro, así que el vestido era en color rosa mexicano y negro, con encajes y flores coloridas; también portaba una corona de flores y un velo rosa con el que cubriría su rostro. —¿Ya vienen? —preguntó Lea con ilusión—. Mami, ¿ya vienen?—Sí, cariño, ¿estás lista?—¡Sí! —chilló la pequeña.Un golpe tímido en la puerta hizo que Lea corriera a abrir. Alessia no le recordó los peligros de abrir la puerta, estaba segura de que se trataba de Matthew, pero no fue así.Era William.Lea lo miró de pies a cabeza como si no terminara de creer que era real, aquello rompió el corazón de Alessia.El hombre sonrió a su hija, la encontró hermosa con su disfraz y pasó el dorso de la mano
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