Capítulo 67

Los niños vaciaron sus calabazas de plástico en la mesa de la sala y los dulces cayeron por los costados, eran muchísimos.

—Terminarán con caries —se quejó Mahika—. ¡Son muchos dulces!

—Es que aprendimos a usar a Emery —explicó Joanne con autosuficiencia—. Se derretían de ternura con su timidez y nos daban un montón de dulces, ¿verdad, Lea?

—¡Sí! ¡En una casa nos dieron muchos conejos de chocolate! —gritó la pequeña—. ¡Gracias, Emery!

Emery aplaudió, tomó un conejo de chocolate y preguntó a su papá:

—¿Puedo comerlo?

Matthew suspiró resignado.

—Está bien, aunque no deberían comer tantos dulces tan tarde…

Los niños lo ignoraron. Empezó la hora de devorar los dulces.

Alessia, Matthew y Mahika se sentaron en uno de los sofás para acompañar a los niños y conversar. No obstante, Matthew tuvo que apartarse cuando recibió una llamada de Renaud y salió al balcón a contestar.

—¿Qué sucede? —preguntó Matthew.

—Ah, claro, hola, hermano, ¡feliz Halloween para ti también!

Matthew puso los ojos en
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