Penny, aprovechando el momento, sacó rápidamente el traje del bolso:—Señor Rodríguez, temía que Lucía estuviera muy ocupada, así que pedí que lo trajeran de vuelta.Al ver el traje ajeno, la mirada de Mateo se tornó afilada. Inmediatamente asoció la prenda con Nicolás, recordando el encuentro en la feria. Sin darse cuenta, apretó el puño.Penny, percibiendo la sutil tensión en Mateo, preguntó:—¿Lo dejo aquí señor Rodríguez?Mateo, con voz gélida, respondió:—Déjalo ahí.Satisfecha con su maniobra, Penny se retiró, curiosa por ver cómo afectaría esto la relación entre Lucía y Mateo.Al final de la jornada, Lucía entró en la oficina, ansiosa por partir a la reunión de exalumnos. Sin embargo, se sorprendió al encontrar a Mateo sentado en el sofá, mirándola fijamente con indiferencia.—Señor Rodríguez, ya es hora de irnos —dijo Lucía cortésmente, desconcertada por su actitud.De repente, Mateo se colocó de pie y se acercó lentamente a Lucía, su postura recordando a un depredador acechand
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