—¿Quién era? —preguntó Lucía, quien ya lo sospechaba.—No sé su nombre, no tuve tiempo de preguntárselo —respondió Lily desconcertada—. Solo vi que era una joven. ¡Qué boba fui en confiar en una desconocida! —lloró con más fuerza al darse cuenta de que había sido manipulada.Adriana, incapaz de soportar los insultos, dijo entre lágrimas: —¿Ahora qué voy a hacer? Estoy acabada, nadie me dará prácticas, ninguna empresa me querrá. Lucía, por favor, ayúdame. Ya no haré las prácticas en Grupo Rodríguez, solo ayúdame a aclarar esto. No soy tan malvada, ¿cómo podré dar la cara? ¿Cómo conseguiré trabajo?Madre e hija suplicaban a Lucía.—Lucía, de veras te lo ruego, si no es por mí, hazlo por tu prima. ¡Me arrodillo ante ti! —Lily, consciente de la gravedad, se humillaba por su hija.Lucía permaneció en silencio, sabiendo que ser compasiva con otros sería cruel consigo misma.—No te arrodilles —intervino Ana, sujetándola—. Parece que nosotros somos los abusivos. ¡Ustedes cometieron errores y d
Leer más