Karen retrocedió varios pasos, atónita.—¿Dices que Lucía es la esposa de Mateo?Karen no podía creerlo. Si Mateo fuera el esposo de Lucía, ¿cómo era posible que ella no lo supiera? ¿Por qué no lo habían hecho público?—Sí, ahora suelta mi mano —Adriana se zafó—. ¡Mi cuñado es Mateo!—Ustedes dos me están diciendo mentiras, ¿cierto? Lucía es la secretaria de Mateo, ¿cómo podría ser ahora su esposa? —cuestionó Karen, escéptica.—¿Por qué no creerlo? —intervino Lily—. Lo vi y lo escuché con mis propios ojos y oídos. Mi sobrino político incluso visitó a mi hermano mayor, el padre de Lucía. Mateo es nuestro sobrino político.Karen, procesando la información, preguntó: —¿Ustedes... no lo sabían antes?—No, nos enteramos hace poco —suspiró Lily—. ¡Si lo hubiéramos sabido antes, ya seríamos mucho más rica!¡Los Rodríguez le habían pagado a Tomás un millón! Para una familia común, ¡eso equivalía al trabajo de varias generaciones! Si lo hubieran descubierto antes, podrían haberse beneficiado ta
Karen, que antes estaba nerviosa y sentía que iba a perder, recuperó la confianza al escucharlo todo.El puesto de Lucía como señora Rodríguez era inútil si nadie lo sabía, ¿de qué pues servía?Probablemente acabarían divorciándose.Mirándolas, se le ocurrió una buena idea.—No se apresuren ustedes —dijo Karen sonriendo—. No es fácil entrar al Grupo Rodríguez, ¡las echarían antes de siquiera entrar!—¿Cómo podrían? ¡Soy la tía de Mateo, nadie se atrevería a echarme! —protestó Lily, confiada en su posición y esperando ser tratada con respeto y privilegios.Karen dijo: —Ustedes mismas dijeron que Lucía desconfía de ustedes. Ella es la secretaria de Mateo, será la primera en enterarse cuando intenten entrar. ¿No creen que las echarán?Lily lo pensó y se preocupó: —Tienes razón. Ya en el hospital fue hostil, ¡aquí seguro no me dará buena cara!—Mi sobrina no respeta a sus mayores, ¡no sé qué clase de educación fue la que recibió!—¿Entonces qué hacemos? —preguntó Adriana angustiada.Lily c
La recepcionista siempre había pensado que Lucía era una buena persona.Amable, modesta, no podía ser como la describían. Al contrario, era Lily quien armaba escándalo y hablaba agresivamente, el tipo de mujer que no pararía hasta conseguir lo que quería.Quería llamar a seguridad para que las sacaran, pero justo vio pasar un auto con identificación de prensa.Además, había trabajadores de limpieza frente a la entrada.Estos periodistas cubrían noticias sociales y querrían entrevistarlos. No podían permitir que vieran esto, así que no se atrevía a actuar contra Lily.Lily, perspicaz, notó la mirada de la recepcionista y vio a los periodistas afuera.Era la oportunidad perfecta.Dejó de alborotar y se dirigió hacia la salida.—¡Deténganlas! —ordenó la recepcionista al ver que la situación empeoraba.—¡¿Qué es lo que pretenden?! ¡¿Ya no hay acaso justicia?! —gritó Lily cuando intentaron detenerla—. ¿Acaso Lucía les ordenó hacer esto? ¡¿Quiere pues silenciarme, o quizás eliminarme?!Adria
—¡Lucía, poseemos problemas!Lucía, que acababa de arreglarse en el baño, vio a Paula corriendo agitada y preguntó: —¿Y ahora qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto?—¡Tienes problemas!Paula no podía creer que algo así estuviera sucediendo.—¿Yo? —preguntó Lucía con calma—. ¿De qué hablas?—Tu tía y tu prima...Al oír esos nombres, Lucía se encolerizo. Solo escucharlos ya presagiaba problemas.Entonces vio la transmisión en vivo en el celular de Paula.Su tía y prima, al no poder sacarle dinero directamente, ahora se hacían las víctimas frente a los periodistas para dañar su imagen.E incluso inventaban cosas.Decían que habían gastado todos sus ahorros en su educación universitaria.Que apenas consiguió un buen puesto en la empresa, renegó de su familia y no se preocupó por sus tíos.Que nunca les había dado ni un centavo.Que por gastar sus ahorros en su educación, su prima no pudo entrar a una buena universidad.Que ahora que tenían problemas, Lucía los abandonaba y dejaba morir a su t
Al bajar, Lucía vio a los periodistas entrevistando en la entrada.Frente a todas las cámaras, Lily y los demás lloraban contando su "sufrimiento".Adriana, con los ojos hinchados de llorar, decía a la cámara: —Muchas gracias por su preocupación. ¡Con ustedes aquí, seguro que se hará justicia!—¿Qué justicia? —interrumpió Lucía con frialdad, acercándose. Detestaba su teatro—. ¿Creen que con llorar frente al público me van a intimidar y manipular?Todos voltearon a verla mientras se acercaba sin temor.Lily reaccionó inmediatamente, llorando histéricamente mientras señalaba a Lucía: —¡Lucía, no tienes corazón! ¡Soy tu tía y eres tan insensible que no te importa lo que nos vaya a pasar! Desde pequeña te tratamos como una princesa, nunca te faltó nada, ¡¿cómo puedes tratarnos así?!—Lucía —dijo Adriana mirándola—. ¿Has recapacitado? Si nos reconoces a mi madre y a mí, olvidaremos todo. Entre familia todo se puede resolver.Los periodistas, al ver a Lucía, se acercaron con sus micrófonos:
—¡Sí, nuestros padres se esforzaron muchísimo para pagar sus estudios, y todo por la desagradecida de la Lucía! —se sumó Adriana, mientras que ellas, desesperadas por ganar, mentían sin el menor reparo.—¡Malagradecida! —¡Sinvergüenza!De repente, alguien le arrojó un huevo a Lucía que cayó frente a ella. Al mirar hacia la entrada, vio a más de una docena de personas con huevos y hojas de verduras en las manos, que comenzaron a lanzárselos. Ella se cubrió rápidamente mientras los guardias de seguridad corrían a intervenir.—¿Por qué los detienen? ¡Es una viuda sin escrúpulos que destruye familias! ¡No es una secretaria, es una puta, amante de sus jefe! —gritó uno de los que arrojaba huevos.Lucía se dio cuenta de que la situación era más grave de lo que imaginaba. Entre la aparición de Lily y este ataque organizado, todo parecía ser parte de un plan. Miró a Lily, quien sonreía con satisfacción, esperando que se doblegara ante la presión pública y les devolviera el dinero.—Señorita Dí
A lo lejos se escuchó una voz furiosa. Ana venía empujando una silla de ruedas donde Tomás estaba sentado, completamente enfurecido.—Papá, ¿qué haces aquí? —preguntó Lucía sorprendida.Lily, quien creía que solo necesitaba encontrar un punto débil en Lucía para que todo se resolviera, no esperaba que Tomás apareciera. Al verlo, palideció: —Tomás...—¿Cómo coños no iban a venir cuando están maltratando así a mi hija? —reprendió Tomás con severidad—. Lily, pensé que solo eras mezquina pero no mala persona. Nunca me imaginé que llegarías tan lejos. ¿Cómo puedes ser tan cruel como para difamar a mi hija ante las cámaras?—Tomás... no es eso... —balbuceó Lily—. No la estoy difamando, solo digo que Lucía no respeta a su tía.Tomás, frunciendo el ceño, ignoró sus explicaciones. La ruptura era definitiva: —¿La reputación de Lucía es para ti solo una herramienta para obtener beneficios? Ya que quieres que todos sepan, ¡que se enteren de todas las maldades que ha hecho tu familia!Lily, ahora a
—¿Quién era? —preguntó Lucía, quien ya lo sospechaba.—No sé su nombre, no tuve tiempo de preguntárselo —respondió Lily desconcertada—. Solo vi que era una joven. ¡Qué boba fui en confiar en una desconocida! —lloró con más fuerza al darse cuenta de que había sido manipulada.Adriana, incapaz de soportar los insultos, dijo entre lágrimas: —¿Ahora qué voy a hacer? Estoy acabada, nadie me dará prácticas, ninguna empresa me querrá. Lucía, por favor, ayúdame. Ya no haré las prácticas en Grupo Rodríguez, solo ayúdame a aclarar esto. No soy tan malvada, ¿cómo podré dar la cara? ¿Cómo conseguiré trabajo?Madre e hija suplicaban a Lucía.—Lucía, de veras te lo ruego, si no es por mí, hazlo por tu prima. ¡Me arrodillo ante ti! —Lily, consciente de la gravedad, se humillaba por su hija.Lucía permaneció en silencio, sabiendo que ser compasiva con otros sería cruel consigo misma.—No te arrodilles —intervino Ana, sujetándola—. Parece que nosotros somos los abusivos. ¡Ustedes cometieron errores y d