—¡Lucía, poseemos problemas!Lucía, que acababa de arreglarse en el baño, vio a Paula corriendo agitada y preguntó: —¿Y ahora qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto?—¡Tienes problemas!Paula no podía creer que algo así estuviera sucediendo.—¿Yo? —preguntó Lucía con calma—. ¿De qué hablas?—Tu tía y tu prima...Al oír esos nombres, Lucía se encolerizo. Solo escucharlos ya presagiaba problemas.Entonces vio la transmisión en vivo en el celular de Paula.Su tía y prima, al no poder sacarle dinero directamente, ahora se hacían las víctimas frente a los periodistas para dañar su imagen.E incluso inventaban cosas.Decían que habían gastado todos sus ahorros en su educación universitaria.Que apenas consiguió un buen puesto en la empresa, renegó de su familia y no se preocupó por sus tíos.Que nunca les había dado ni un centavo.Que por gastar sus ahorros en su educación, su prima no pudo entrar a una buena universidad.Que ahora que tenían problemas, Lucía los abandonaba y dejaba morir a su t
Al bajar, Lucía vio a los periodistas entrevistando en la entrada.Frente a todas las cámaras, Lily y los demás lloraban contando su "sufrimiento".Adriana, con los ojos hinchados de llorar, decía a la cámara: —Muchas gracias por su preocupación. ¡Con ustedes aquí, seguro que se hará justicia!—¿Qué justicia? —interrumpió Lucía con frialdad, acercándose. Detestaba su teatro—. ¿Creen que con llorar frente al público me van a intimidar y manipular?Todos voltearon a verla mientras se acercaba sin temor.Lily reaccionó inmediatamente, llorando histéricamente mientras señalaba a Lucía: —¡Lucía, no tienes corazón! ¡Soy tu tía y eres tan insensible que no te importa lo que nos vaya a pasar! Desde pequeña te tratamos como una princesa, nunca te faltó nada, ¡¿cómo puedes tratarnos así?!—Lucía —dijo Adriana mirándola—. ¿Has recapacitado? Si nos reconoces a mi madre y a mí, olvidaremos todo. Entre familia todo se puede resolver.Los periodistas, al ver a Lucía, se acercaron con sus micrófonos:
—¡Sí, nuestros padres se esforzaron muchísimo para pagar sus estudios, y todo por la desagradecida de la Lucía! —se sumó Adriana, mientras que ellas, desesperadas por ganar, mentían sin el menor reparo.—¡Malagradecida! —¡Sinvergüenza!De repente, alguien le arrojó un huevo a Lucía que cayó frente a ella. Al mirar hacia la entrada, vio a más de una docena de personas con huevos y hojas de verduras en las manos, que comenzaron a lanzárselos. Ella se cubrió rápidamente mientras los guardias de seguridad corrían a intervenir.—¿Por qué los detienen? ¡Es una viuda sin escrúpulos que destruye familias! ¡No es una secretaria, es una puta, amante de sus jefe! —gritó uno de los que arrojaba huevos.Lucía se dio cuenta de que la situación era más grave de lo que imaginaba. Entre la aparición de Lily y este ataque organizado, todo parecía ser parte de un plan. Miró a Lily, quien sonreía con satisfacción, esperando que se doblegara ante la presión pública y les devolviera el dinero.—Señorita Dí
A lo lejos se escuchó una voz furiosa. Ana venía empujando una silla de ruedas donde Tomás estaba sentado, completamente enfurecido.—Papá, ¿qué haces aquí? —preguntó Lucía sorprendida.Lily, quien creía que solo necesitaba encontrar un punto débil en Lucía para que todo se resolviera, no esperaba que Tomás apareciera. Al verlo, palideció: —Tomás...—¿Cómo coños no iban a venir cuando están maltratando así a mi hija? —reprendió Tomás con severidad—. Lily, pensé que solo eras mezquina pero no mala persona. Nunca me imaginé que llegarías tan lejos. ¿Cómo puedes ser tan cruel como para difamar a mi hija ante las cámaras?—Tomás... no es eso... —balbuceó Lily—. No la estoy difamando, solo digo que Lucía no respeta a su tía.Tomás, frunciendo el ceño, ignoró sus explicaciones. La ruptura era definitiva: —¿La reputación de Lucía es para ti solo una herramienta para obtener beneficios? Ya que quieres que todos sepan, ¡que se enteren de todas las maldades que ha hecho tu familia!Lily, ahora a
—¿Quién era? —preguntó Lucía, quien ya lo sospechaba.—No sé su nombre, no tuve tiempo de preguntárselo —respondió Lily desconcertada—. Solo vi que era una joven. ¡Qué boba fui en confiar en una desconocida! —lloró con más fuerza al darse cuenta de que había sido manipulada.Adriana, incapaz de soportar los insultos, dijo entre lágrimas: —¿Ahora qué voy a hacer? Estoy acabada, nadie me dará prácticas, ninguna empresa me querrá. Lucía, por favor, ayúdame. Ya no haré las prácticas en Grupo Rodríguez, solo ayúdame a aclarar esto. No soy tan malvada, ¿cómo podré dar la cara? ¿Cómo conseguiré trabajo?Madre e hija suplicaban a Lucía.—Lucía, de veras te lo ruego, si no es por mí, hazlo por tu prima. ¡Me arrodillo ante ti! —Lily, consciente de la gravedad, se humillaba por su hija.Lucía permaneció en silencio, sabiendo que ser compasiva con otros sería cruel consigo misma.—No te arrodilles —intervino Ana, sujetándola—. Parece que nosotros somos los abusivos. ¡Ustedes cometieron errores y d
Esa figura le resultaba muy familiar.No quería precipitarse en sus conclusiones, solo acercarse para ver con claridad quién era. Al llegar al borde de la calle, alguien la sujetó del brazo.—¡Lucía, por favor, perdóname esta vez! ¡Nunca más volveré a hacerte daño, reconozco mi error! —suplicaba Lily, temiendo ser llevada por la policía y acabar en prisión. Si Lucía la perdonaba, podría evitarlo.—Suéltame — le exigió Lucía.Quería perseguir a aquella persona que se alejaba cada vez más. Se sacudió para liberarse de Lily, pero esta la sujetaba con fuerza, con los ojos llorosos: —Si no lo haces por mí, hazlo por tu tío, por los Díaz. Si nos encarcelan, ¿qué será de él?—¡Lucía! —Adriana se arrodilló frente a ella—. Perdóname, aún no me he graduado, no quiero ir a prisión. Estoy por empezar mis prácticas, ¿qué empresa me querrá contratar ahora? No quiero que me miren mal, soy tu prima, ¿podrías no denunciarme?—¡Pues si eso quieres me arrodillo ante ti!Las dos mujeres la retenían impidi
Lucía esperaba afuera del quirófano. La maldita puntilla estaba bien enterrada y necesitaban una cirugía urgente para lograr extraerlo.Solo podía preocuparse por si había dañado algún órgano vital.—¿Cómo está Mateo? —preguntó Ana con mucha preocupación al llegar.—Aún no sale —respondió Lucía.—¡Cómo pudo pasar esto! ¡Esa Lily solo causa problemas, hirió a mi yerno! —se lamentó una y otra vez Ana.Tomás permaneció en silencio, esperando sin mucha preocupación.Unos minutos más tarde, el médico salió del quirófano.—Doctor, ¿cómo está? —preguntó Ana.—Ya extrajimos el clavo. No se preocupen, no dañó ningún órgano vital. Con unos días de reposo podrá ser dado de alta —informó el médico.Todos suspiraron aliviados.Lucía también se tranquilizó, aunque se sentía culpable ya que Mateo había resultado herido por protegerla.Trasladaron a Mateo, aún inconsciente, a una habitación normal.Ella se sentó afuera, en silencio, pensando en cómo Mateo la había protegido sin importarle el peligro.
—¡Por supuesto que quiero lo mejor para mi hijo! —respondió Carolina con desprecio—. ¿Qué beneficio ha obtenido casándose con tu hija? Solo arreglar sus desastres. ¡Su familia solo sabe causarle problemas a Mateo!Luego mostro una sonrisa burlona, sin prolongar demasiado sus palabras: —Ahora fingen amor entre madre e hija, ¡pero bien contentos que estaban cuando vendieron a su hija!—¡Basta! —interrumpió Lucía con frialdad.Sabía que ese millón era la excusa de Carolina para despreciarla. Aunque sin él, Carolina tampoco la habría aceptado al entrar en los Rodríguez.Era cierto que había aceptado por el millón que acordó con el abuelo.En ese entonces también quería a Mateo, el abuelo lo había notado y por eso arregló el matrimonio.Si hubiera sido otro, no se habría casado.En estos últimos años, su matrimonio con Mateo no había sido para nada fácil.Pero el valor que ella había aportado a Mateo superaba con creces ese millón.No tenía por qué soportar los insultos de Carolina: —Puede