El café al menos la revitalizó un poco y pudo abandonar su desastroso cuarto cuando creyó estar lista para ir al trabajo.Apenas se pudo poner máscara de pestañas y sombra de ojos, así que, con una esponja suave se aplicó base sobre las marcas que el golpe había dejado en su piel y trató de disimular los cardenales lo mejor que pudo.Lucca viajaba otra vez solo en su coche moderno. Abrió la puerta para ella y la ayudó a subir sin que hiciera mucho esfuerzo.Viajaron juntos y en silencio, sintiéndose incómodos uno al lado del otro.Por un lado, él buscaba otra vez sentirse parte de algo, tal vez no de una relación romántica, pero sí de una amistad que no pusiera interés sobre su apellido o su adinerada familia, sino que lo valorara por la clase de persona que él era.Y, por otro lado, ella se sentía totalmente culpable y sabía que el golpe que llevaba en la cara, era solo el resultado del “kalma”, ese que le había cobrado por adelantado, golpe que iba a lucir sin vergüenza, pues sabía q
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