A las diez de la noche, yacía en la cama, lista para dormir, cuando de repente recibí una llamada de un número desconocido, con el código de país de México.Al contestar, una voz femenina, clara y agradable, me preguntó:—¿Eres Sofía Rodríguez?Sin sospechar nada, respondí:—Sí, ¿quién habla?La mujer no respondió a mi pregunta, sino que rio de manera juguetona y dijo:—¡Tu esposo es todo un toro en la cama!Confundida, estaba a punto de preguntar quién era y cómo sabía sobre la destreza de mi esposo en la cama, cuando la llamada se cortó, dejándome con el eco persistente de un tono ocupado.Al principio pensé que era una broma de mal gusto y no le di mucha importancia.Pero justo después de dejar el teléfono, me di cuenta: si fuera solo una broma, ¿cómo podría conocer mi nombre con tanta precisión?Mientras reflexionaba sobre esto, recibí un mensaje de video, de nuevo del mismo número desconocido que me llamó anteriormente.Junto con el video, llegó un mensaje de texto que decía:[¿No
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