Balto miró a su hijo, ella ni siquiera terminó de arreglarlo, suspirando y agradeciendo que ella le enseñó como cuidar de su hijo, lo llevó de vuelta a la cuna y lo dejó hermoso.―Vaya, papá cuida del bebé. ―Susan sonrió en cuanto Balto la miró, él siempre se muestra serio y distante con ella y su esposo. ―Vamos, no me des esa mirada, quizás no te caigamos bien, pero prometo que ese niño es la luz de nuestros ojos. ―Se acercó y tendió los brazos pidiéndole al bebé, Balto miró los brazos de la mujer con desagrado, no confía en los humanos y solo trata con ellos por negocios y más nada.―No lo vayas a dejar caer. ―Gruñó provocando una risotada en la mujer.―Es cierto lo que nos contó mi niña. ―Lo miró sin perder la sonrisa. ―Eres demasiado duro, pero puedo ver todo el amor que sientes por ellos. ―Lo invitó a sentarse, Balto miró el sofá y lo dudó. ―No muerdo, venga. ―Palmeó un par de veces el espacio a su lado.Balto pasó saliva, si ella supiera a quién tiene al frente desde luego no es
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