Celeste, siendo la hermana mayor, lo observaba de cerca por primera vez en doce años, con una mirada detallada.No podía negarlo, este pequeño travieso había crecido muy bien. Era más guapo que muchos de esos actores de televisión, pero lo más importante de todo, era que no había perdido ni un ápice de su virilidad.Celeste murmuró para sí: —Me pregunto con qué chica terminará este travieso en el futuro.De repente, como si recordara algo, su rostro en ese instante se sonrojó rápidamente. Cuando eran pequeños, las siete hermanas siempre decían que, al crecer, se casarían con Juan y le darían muchísimos hijos.Aunque ese compromiso fue algo infantil, un capricho de niños que no entendían bien, ahora, al recordarlo, el corazón de Celeste comenzó a palpitar de manera algo extraña.Mientras miraba el rostro atractivo de Juan, bajó la cabeza lentamente, acercando sus delicados labios a los de él, casi tocándolos.En ese preciso momento, Juan abrió los ojos de repente.Celeste se quedó de in
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