Todos los capítulos de Mi Caliente Cliente Esconde Algo : Capítulo 1 - Capítulo 10
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00: Futuro.
FUTURO.Narra René.Mi cuerpo arde de una forma en que jamás pensé podría hacerlo. Es extremo, como si desde que mi cuerpo supo que estaría visitando de nuevo este lugar, se estuviese preparando para adherirse al suelo, acompañado de azufre, vapor y maldad.Cuando vine por vez primera no pude ver nada de lo que veo ahora. No me importaba nada. Era egoísta, narcisista y bastante ciego como para no darme cuenta de que poner un pie dentro de este lugar y dejarse envolver por él era como tener el alma en el infierno incluso antes de la muerte.Caigo al suelo de rodillas, sudando a más no poder. Esta vez no tengo agua, y tampoco las manos angelicales de Marina curándome. Ya nada me ayuda.Ya no lo soporto más.—¡No quiero esto! ¡Ya no lo quiero! ¡Debe haber una manera de solucionarlo sin que nadie salga herido!La garganta me arde al igual que la planta de los pies. Alzo mi cabeza viendo la mesa en donde se encuentran los dos libros; la luz tenue de las velas y velones me marea, al igual
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1: Mi Caliente Cliente.
PRESENTE.Narra Marina.René Duque es más que sensual. Y entre tanto cuando lo ves así como lo vi desde el primer día, u ahora, parece una persona normal.Pero no, no lo es.El mayor de los Duque, hermano de siete más, es tan perfectamente perfecto que, incluso cuando lo he visto prácticamente desnudo, es notorio que no posee alguna mancha, arruga, celulitis, mondonguito, hueco, vello ¡si quiera un rasguño! Que pudiese atentar con su piel. Y sí, para mí es incorrecto que un hombre como él exista.Va mucho más allá de su perfección física; es el hecho de que es rico de cuna, que es filántropo por demasiada naturaleza, que todo el mundo lo ama y que ha terminado sus relaciones en buenos términos, hasta el punto en donde sus ex’s lo tratan como un amigo.No… imposible que sea homosexual. Sé que le gustan mucho las mujeres; y confirmo ello porque algunas veces cuando tengo esta hora a solas con él para prestarle mis servicios lo he escuchado hablar por llamada sobre lo mucho que le ha gus
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2: Voluntaria.
Narra Marina.Conozco a la familia Duque mucho antes de que pudiese tener frente a frente a René. Y la razón es porque fui compañera de cuarto de Rodrigo, uno de sus hermanos.Rodrigo Duque siempre ha sido un chico demasiado tímido y callado. No compartimos mucho durante el tiempo en que estuvimos en la misma habitación - un año académico - pero un día, tras haber sido golpeado algo brutalmente, siendo lo más afectado su pierna, fui yo quien se encargó de cuidarlo, entre pocas palabras, silencio y música latina; así que luego de que sanara me invitó a la inauguración del centro comercial de sus padres.Allí conocí a todos los integrantes, a excepción de René, quien estaba en ese momento siendo uno de los jugadores en la serie del Caribe, representando a su país. También puedo decir que comí mucha comida latina y bailé algo llamado Merengue por vez primera, con otro de los hermanos Duque.Por un buen tiempo se mantuvo el rumor de que Rodrigo y yo salíamos, pero eso se desmintió pronto
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3: La Familia Duque.
Narra Marina.No pretendía pasar tanto tiempo con la familia Duque pero al terminar la jornada con éxito todos me arrastraron a un restaurante tan fino que, al entrar, me hizo sentir que mi forma de vestir era la de un payaso.A la mayoría de ellos no parece preocuparles el hecho de que han pasado todo el día de pie, con sol, calor, y demás cosas agotadoras, pues tal cual como vi a la mayoría esta mañana se encuentran en esta gran mesa, conversando y sonriendo de anécdotas con los niños de hoy, por lo que yo solo me conformo con escucharlos y sonreír también aunque a veces hablen en español y yo no entienda.Desde que los conocí, siento que tienen algo diferente a cualquier otro grupo de personas con los que haya tenido que compartir, incluso con mis padres. Y creo que juega mucho a su favor el hecho de que sean latinos, pues tienen una energía que contagia a cualquiera.Bueno, casi todos.—¿Entonces me vas a negar que tú y Marina no fueron novios en la universidad? —dice Roxana.Me a
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4: Cuarto especial.
Narra Marina.Saliendo de la clínica en donde soy enfermera, tomo algunas fotos sacando la lengua para subirla a mis estados.Hoy no ha sido un gran día, después de la noche llena de angustia que pasé.Cuando recibí esos claveles algo extraño ocurrió. De repente sentí cómo ardían en mis manos, y cuando las olí, el olor que estas desprendieron era muy aterrador, a podrido.No entendía por qué pasaba todo eso, así que las dejé en la mesa de la pequeña sala mientras las observaba. Eran hermosos claveles, perfectos, pero eso que auraba en ellos, también me hacía sentir vacía por dentro mientras más los miraba.Tuve una pesadilla que jamás había tenido. Y de cierta forma, siento que estoy comenzando a perder la cordura.Esta mañana cuando fui a ver los claveles con temor, ya no olían ni brotaban aquello que me hacía arder las manos.Horas estudiando, trabajando y desvelándome en algún momento tenía que pasarme factura. Tengo veintiséis años ahora, este mismo año cumplo veintisiete, y jamás
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5: Copas de más (1)
En cuanto René le da un sorbo al vino lo veo soltar un exhalo, luce aliviado, casi ido.—Hace años que no me sentía como me siento ahora —expresa viéndome—. Tus manos, wow. No creo que todos nazcan para ello, ¿por qué decidiste hacer esto?¿El invitarlo a mi apartamento pretendiendo hacer alguna estupidez o ser fisioterapeuta y masajista?—Veo el cuerpo humano como una obra de arte que debe ser tratada como lo que es… —Después de beber varios tragos también lo veo—. Mi abuelo era escultor, me enseñó algunas cosas. Mi abuela fue doctora, creo que de alguna forma las dos cosas se alinearon… —Suspiro—. Un día le estaba dando un masaje al abuelo y juró que sintió que un ángel lo hacía.—No mentía. —Me sonríe—. ¿Y los han recibido ahora que eres una experta?Siento mi pecho hundirse.—Ambos murieron antes de que pudiese graduarme de secundaria —le confieso. René pone una cara muy apenada, y antes de que vaya a decir lo que todo mundo dice, yo lo interrumpo—. Murieron felices, juntos, como
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6: Copas de más (2)
—¿Más? —Levanto la botella, cuando él asiente nos vuelvo a servir—. ¿Entonces qué es lo que escondes?René gira su cara, siento su respiración cerca. Mis pies están estirados hasta la mesita, y puedo ver la crema mentolada que dejé a un lado hace unos instantes. Realmente me siento un poco ligera, pero el dolor en mis hombros no se va.—Todos el mundo tiene un secreto.—No, no hablo de secretos… —Lo señalo con la botella en mano—. Hablo de qué es lo que escondes.—¿A qué te refieres?Dejo la botella a un lado porque ya no me apetece más.—Eres perfecto. —Lo miro sintiéndome inesperadamente valiente—. Pienso que algo muy grande debes estar ocultando, porque no puede haber nadie perfecto en este mundo.Y no, el hecho de que se ponga algo intolerante a ciertas situaciones no es necesario.—¿Tú qué es lo que escondes? —me pregunta él.—Problemas sentimentales, familiares... nada del otro mundo.—No todos tenemos esos problemas.. —debate.—Yo creo que tú sí… —Mi mentón izquierdo cae en su
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7: En el sofá de mi apartamento (1)
Narra Marina.Aunque hubiese querido que la alarma no sonara, lo hizo de forma demasiada insistente.Usualmente los martes me levanto más temprano para hacer ejercicios en la mañana antes de irme a trabajar, pero ahora mismo, mientras dejo que el agua caiga sobre mí para despertarme, sé que debería dejarlo para cuando llegue de la clínica.Anoche me quedé dormida después de intentar pedirle disculpas a mi caliente cliente y me siento completamente patética. Estoy avergonzada de mi comportamiento, de la forma en la que me expuse y sobretodo el cómo le he dejado claro que desde hace tiempo me atrae sexualmente.No creo que nadie pueda de verdad contenerse a sentir cosquillas calientes cuando él toca ciertas partes, e intento no echarme la culpa.¡Pero es imposible! Sabía que iba a ocurrir una locura desde el primer instante en que entró por esa puerta y no me detuve siquiera cuando supe que lo que estaba pasando cambiaría de forma drástica, de la peor manera, la relación profesional.Ay
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8: En el sofá de mi apartamento (2)
Roberto hace un gesto verdaderamente decepcionado, y no quiero pararle a ello, pero cuando noto que es verdad su sentimiento me siento algo culpable.—No voy a decirte mentiras; eres una encantadora mujer, y si crees que me gustas también es cierto, pero no soy un tarado, y no voy a estar acosándote. No, porque no soy así, y no porque sé que podrías matarme y quiero vivir muchos años, gracias.Vuelvo a sacar el brazo pero otro taxi pasa, es como si él tuviese un cartel en el pecho que diga "no se detengan", así que no me queda más opción que intentar encontrar en sus ojos malas intenciones, pero no las hay. Él no tiene esa mirada terrorífica que incluso a veces tiene su hermano mayor.—Bien. Solo porque quiero llegar rápido a mi apartamento. Y también me interesa saber qué es lo quiere de mí.Segundos después de haber entrado a su auto, así como de haberle dado mi dirección, no puedo dejar de mirar las flores rojas que tengo en mis manos. Son una especie extraña.—Geranios… —Él dice,
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9: Las flores (1)
Narra René.Me preocupa que, cuando sienta que estará por irse de verdad, vaya a decirle todo lo que he estado conteniéndome.Tengo la mano puesta en mis bolsillos mientras veo fijamente el teléfono en la mesita de noche.Son las once de la noche y ya no creo que vaya a llamar o dejar un mensaje.Me siento idiota.Debí suponer que el mensaje en la tarjeta más las flores serían la peor forma de hacerle sentir que no tenía por qué sentirse avergonzada de lo que había pasado anoche.Pero tal parece que sí lo hace, o peor aún, piensa que me aproveché de ella.Es para mi difícil admitir que en parte sí lo hice porque sabía que estaba mal y no paré. Como también es difícil entender que ella realmente pueda sentirse tan vulnerable en ese sentido por mí.Aunque debo echarle culpa al alcohol, no soy tan ciego. Puedo sentirlo. Y también sé que es cuestión de tiempo para que ninguno pueda resistirse. Sin embargo, que rompamos esa tensión no es el problema; el problema radica en lo que debe y pue
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