FAITHDesde el momento en que Nate me recogió del trabajo, sentí que había algo en el aire, algo que no podía identificar pero que me tenía en una mezcla de ansiedad y expectación. Lo notaba en su mirada, en la forma en que me sonreía como si supiera un secreto que yo desconocía. Recogimos a Alan de la escuela y se subió al coche con su energía habitual, parloteando sobre su día y mostrando orgulloso su dibujo.—Mira, he hecho esto en clase. —dijo, extendiéndome una hoja.—Es precioso, cariño. —Se lo enseñé a Nate que le dio una rápida mirada.—¿Podemos ponerlo en la nevera? —preguntó tan animado que entendí porque en mi nevera ya se solapaban sus dibujos.—Claro que sí —respondí.Nate me miró de reojo mientras conducía, su sonrisa era enigmática. Estuve a punto de preguntarle por qué estaba tan... raro, pero no lo hice.Llegamos a su casa, atravesamos la verja de entrada y Nate aparcó dentro del garaje. Alan salió del coche corriendo con la energía propia de su edad agitando su dibuj
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