Parte 3. Capítulo 36. Guerra entre bestias
Jonathan sintió un estremecimiento deteniendo sus pasos. Se quedó inmóvil y agudizó el oído, creía que las sensaciones que experimentaba se debían a que algo se acercaba, pero no podía escuchar nada.Sus hermanos estaban en las cercanías, buscando al igual que él a Kenaí o al demonio. Sin embargo, sabía que las conmociones que se producían en su cuerpo no eran por ellos. Algo ocurría y lo único que le venía a la mente era Jesenia.Su corazón comenzó a palpitar desesperado, imaginando que ella estaba en peligro y él no se hallaba cerca para protegerla. Quiso retroceder para tomar el camino al pueblo, pero una imagen lo dejó paralizado.Tras él, a solo unos pasos de distancia, se encontraba el jaguar de los ojos enrojecidos y centellantes, de contextura raquítica y débil, aunque de fortaleza superior a la de su bestia.—Así que eres tú el que causa tanto revuelo —le dijo, clavando en él una mirada retadora que se iba aclarando, dejándole paso a la bestia—. Ven, maldito. Es hora de acaba
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