Parte 4. Capítulo 13. Confusiones
Los guerreros habían revisado toda la casa de Gabriel, incluso, los alrededores. No había rastros del demonio.Rebeca se encontraba en la cocina, hamacando a su hijo mientras Isabel le calentaba un poco de leche con chocolate, así lo compensarían por su valeroso comportamiento.Luego del ataque del demonio, el niño lloró un poco aunque sin muchos aspavientos. Mantuvo la calma, permitiendo que su padre se centrara en tranquilizar el llanto aterrado de Rebeca, quien había caído en shock.El animal no logró lastimarlos, se desvaneció a centímetros de distancia de ellos, en el preciso instante en que las bestias entraban en la habitación.Las mujeres igual se quedaron ovilladas en el suelo, abrazando al niño, que miraba absorto a las bestias mientras estas buscaban nerviosas al invasor, destruyendo algunos muebles. Al no encontrar nada, se sosegaron dejándole el control a sus portadores.Ahora todos estaban enfurecidos. Deibi había llegado, conociendo la historia de lo que había ocurrido
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