Nos dirigimos a nuestra habitación entre risas cogidos de la mano y generando algunas habladurías por el camino. Nada más entrar en la habitación, cerré la puerta detrás de nosotros y, sin soltar su mano, la atrapé contra la pared.— ¿Esteban...? — preguntó con una media risita — ¿Qué haces?— Me gustaría retomar dónde nos han interrumpido... — respondí con voz grave, acercándome a sus labios.— Si quieres besarme... tan sólo debes hacerlo. — replicó mirándome fijamente a los ojos, sonrojada — Aquí nadie debería interrumpirnos.— Te tomo la palabra. — murmuré antes de eliminar la distancia que nos separaba.Nuestras bocas encajaron a la perfección, y antes de darme cuenta, estábamos jugando con nuestras lenguas. Era un juego simple, parecido al escondite: la lengua de Emily buscaba la mía, rozándola con la punta, y cuando me atrapaba, los roles se invertían. Sin notarlo, mi cuerpo se pegó al suyo; yo perseguía su lengua mientras ella esquivaba la mía. Sus brazos rodearon mi cintura co
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