¡Hola mis amores! ♥️ ¿Qué creéis que pasará en el siguiente capítulo? ¿Esperabáis una cena romántica? ¡Os quiero un montón! ♥️ ¡Sois los mejores! ♥️ ¡Os leo! ♥️
— ¿Vamos a cenar? — le propuse antes de que pudiera perder el control.— Claro. — me dijo con una sonrisa adorable. Incluso eso me excitaba.La ayudé a sentarse en la silla y después de encender las velas aromáticas con el mechero que traía en el bolsillo del pantalón, abrí la nevera para sacar los tentempié de la noche anterior: un poco de queso cortado en cubitos, jamón y unos sandwiches que se habían conservado bien. Los coloqué en la mesa.— La comida no es espectacular... pero en las cocinas me dijeron que no era recomendable guardar platos elaborados, que era mejor algo así.— Está genial. — me dijo mientras sacaba un par de copas y una botella de vino. Las coloqué en la mesa.— No sé si te gusta, pero pensé que podía darle un toque especial y...— Esteban. — la miré a los ojos — Incluso con agua, es inmejorable.Sonreí como un niño pequeño al que le acaban de dar un caramelo, mientras servía el vino. Después, me senté en mi sitio y comenzamos a cenar en un silencio muy cómodo. O
Nos dirigimos a nuestra habitación entre risas cogidos de la mano y generando algunas habladurías por el camino. Nada más entrar en la habitación, cerré la puerta detrás de nosotros y, sin soltar su mano, la atrapé contra la pared.— ¿Esteban...? — preguntó con una media risita — ¿Qué haces?— Me gustaría retomar dónde nos han interrumpido... — respondí con voz grave, acercándome a sus labios.— Si quieres besarme... tan sólo debes hacerlo. — replicó mirándome fijamente a los ojos, sonrojada — Aquí nadie debería interrumpirnos.— Te tomo la palabra. — murmuré antes de eliminar la distancia que nos separaba.Nuestras bocas encajaron a la perfección, y antes de darme cuenta, estábamos jugando con nuestras lenguas. Era un juego simple, parecido al escondite: la lengua de Emily buscaba la mía, rozándola con la punta, y cuando me atrapaba, los roles se invertían. Sin notarlo, mi cuerpo se pegó al suyo; yo perseguía su lengua mientras ella esquivaba la mía. Sus brazos rodearon mi cintura co
Me desperté varias horas después, sintiéndome como no me había sentido en diez años: descansado, relajado, feliz y amado. Las tensiones y preocupaciones de las últimas semanas se habían ido a algún recoveco apartado de mi mente que me permitía disfrutar de esta paz. Bajé la mirada para encontrarme con Emily durmiendo cómodamente en mi pecho. Su brazo desnudo atravesaba mi torso y su mano agarraba mi hombro. ¡Era tan hermosa..! Aún no podía creerme que ella me amase: aquello me hacía inmensamente feliz y por primera vez en diez años, supe que podía rehacer mi vida y enfrentarme a cualquier cosa que sucediese mientras ella estuviese a mi lado. "Tenían razón... necesitaba una Luna. Y tengo la mejor de todas." — pensé para mis adentros. "Aún debemos convencerla... buenos días." — me saludó Roy con un bostezo, él también estaba bastante relajado. "Lo conseguiremos." — le dije mientras abrazaba su espalda desnuda. La miré con un profundo cariño hasta que me di cuenta... que ella estaba
* ¡AVISO de la Autora! * Este libro es la continuación de La Loba Perdida (finalizado), con la historia de otro personaje. Este libro contiene spoilers importantes. El libro se puede leer y entender de forma independiente, pero recomiendo leer antes La Loba Perdida para comprender la totalidad de la historia, incluyendo sus matices.*** — ¡Papi, papi! — me gritó una niña pelirroja de ojos azules, corriendo y saltando en mi cama, con una sonrisa adorable en la cara. Me reí.— ¡Lisa! ¿No te he dicho muchas veces que debes dejar descansar a tu padre? — la regañó la mujer que había atrapado mi corazón: una mujer rubia, de ojos grises y una sonrisa tan luminosa como el mismo sol.— ¡Pero mami! ¡Quiero estar con Papi! — hizo un puchero tan tierno que me ablandó el corazón. — ¡Ven aquí, pequeña revoltosa! — dije incorporándome, cogiéndola entre los brazos y alzándola en el aire — ¡No te escaparás! La niña soltó una risotada divertida mientras la balanceaba en el aire.— Y ahora... ¡Un abr
— ¿Esteban? — escuché la voz de Mar al otro lado de la puerta — ¿Puedo pasar?— Sí, Mar. Adelante. — dije mientras me incorporaba y me dirigía al armario.La puerta se abrió.— Podías haberte puesto algo mas que unos calzoncillos.— En eso estoy. — dije sacando unos pantalones de deporte y una camiseta. Vi que Mar miraba hacia otro lado.— ¿Y qué querías? Has llegado antes de lo previsto. — le dije mientras me vestía.— Ver cómo estabas y si tenías alguna pregunta.— ¿Pregunta de qué tipo? Por cierto, ya puedes mirar.— Preguntas acerca de los Benditos. — dijo ella mirándome con alivio — Pensaba que mi hija y yo éramos las últimas y algunas cosas las descubrí por mi cuenta.— ¿En leyendas?— Sí, por ejemplo.Volví a tumbarme en la cama.— No sé decirte, Mar. ¿Qué podría interesarme? Lo único que se me ocurre es saber porqué he terminado siendo... ésto.— Bueno, no sé si sabes que todos los Benditos tienen algún tipo de poder... no es algo exclusivo de mi linaje.Me reí.— Si tuviera al
Llegamos a la habitación de Alfred, el lugar en el que habíamos quedado con María. Mar y yo nos miramos con pesar: aunque la muerte de Alfred nos había dejado mas preguntas que respuestas (que esperábamos encontrar hoy) nos dolía en el alma su marcha.Alfred había cambiado mucho: pasó de ser un machista egocéntrico que pensaba que todo lo hacía bien y se negaba a escuchar o aceptar otras formas de mandato, a ver la realidad de su hijo, las cosas positivas de otras formas de liderazgo y esforzarse en arreglar y compensar todos sus errores pasados.Su cambio había sido tan real y sincero, que incluso yo había sido capaz de perdonarle el asesinato de mi mujer e hija, hacía tanto tiempo.— ¡Bendito Esteban! ¡Reina Mar! Lamento el atraso. — escuchamos la voz de María a nuestra espalda justo cuando íbamos a llamar a la puerta.Ambos nos giramos y la vimos llegar corriendo y muy apurada.— No te preocupes María. No pasa nada. — dijo Mar con una sonrisa amigable."Ha aprendido mucho en poco ti
Se me había pasado la hora y si no me daba prisa, llegaría tarde al funeral. Me di una ducha rápida, me arreglé la barba y elegí un traje elegante y negro. No sabía que había preparado Mar pero quería mostrar respeto a todos los caídos y en especial, a Alfred. Quizás no estuviera de acuerdo en la forma en la que tuvo de hacer las cosas, pero se había esforzado en compensar sus errores y terminó dando su vida por lo que consideraba correcto. Salí de la habitación y me encontré a Emily e Isa esperando en la puerta: ambas iban de luto y arregladas.— ¿Qué hacéis aquí, chicas? — les pregunté cerrando la puerta tras de mi.— Creí que te ayudaría tener un poco de compañía. — dijo Emily — Sé que tu historia con Alfred es complicada, pero también sé que su muerte te pesa mas de lo que das a entender.— Alfred murió porque no supe protegeros bien... supuse que al igual que yo, necesitarías algo de compañía. — me dijo Isa.Las sonreí y abracé a las dos.— Muchas gracias. Tenéis razón, me viene
No pasó mucho tiempo desde que llegué a la habitación cuando alguien tocó a la puerta.— Adelante. — dije incorporándome de la cama.— Hola, Esteban. — me dijo Emily pasando a la habitación. — ¿Cómo te encuentras?— Jodido, pero voy tirando. Emily se acercó y se sentó en el borde de la cama, a mi lado.— Entiendo. ¿Y cómo llevas lo de ser Alfa?— Mal. ¿Yo, un Alfa? No sé quien en su sano juicio lo ve una buena idea.— Creo que Alfred lo veía así. Y supongo que la Diosa también.— Todos personas externas. — Yo también te veo como un buen Alfa, sólo necesitas confiar un poco mas en ti mismo. — Emily me cogió con delicadeza la mano.— Quizás tengas razón. O quizás tan sólo sea un fraude y una decepción. — No digas tonterías, Esteban. Lideraste una aldea de pícaros durante diez años.— Eso es totalmente diferente a lo de ahora.— No tanto. ¿Qué es lo que cambia? ¿Que son bastantes mas lobos y son dos manadas?— Sí, en parte. — ¿Y cuál es la otra parte?Liberé mi mano de la de Emily y