¡Hola mis amores! ♥️ Espero que el capítulo os haya gustado. ¿Qué opináis de los chicos de la forja? Tengo en mente una cosilla con ellos (aunque a saber si al final lo escribo o no jajaja), por eso quise presentarlos. ¡Os quiero un montón! ♥️ ¡Sois los mejores! ♥️ ¡Os leo! ♥️
Tiré de la cisterna después de haberme liberado y quedarme más tranquilo."Menos mal que tengo buena puntería." — le dije a Roy."Y que había papel." — me respondió mientras comenzábamos a lavarnos las manos."Roy, me preocupa estar tan activo después de tantos años. Sí, me gusta Emily y me atrae mucho, pero... ¿ésto es normal? Antes de que me hicieses ver la realidad, no tenía estos impulsos.""Los tenías pero los reprimías de forma inconsciente, porque te negabas a aceptarlo. Lo sé porque lo notaba. Ahora que la situación ha cambiado ya no encuentras motivos para contenerlos y salen a flote.""¿Y qué hacemos con ésto, Roy? No podemos... bueno, no debemos acostarnos con ellas aún, por mucho que nos exciten.""¿Qué hacemos? Jodernos, aguantarnos y liberarnos en el baño hasta que sea el momento." — me respondió mientras me secaba las manos en una toalla.Salí del baño y me dirigí a dónde Emily.— Ya estoy. ¿Cómo vas? ¿Necesitas que te ayude?— No, acabo de guardar lo último. Ya he termi
— ¿Vamos a cenar? — le propuse antes de que pudiera perder el control.— Claro. — me dijo con una sonrisa adorable. Incluso eso me excitaba.La ayudé a sentarse en la silla y después de encender las velas aromáticas con el mechero que traía en el bolsillo del pantalón, abrí la nevera para sacar los tentempié de la noche anterior: un poco de queso cortado en cubitos, jamón y unos sandwiches que se habían conservado bien. Los coloqué en la mesa.— La comida no es espectacular... pero en las cocinas me dijeron que no era recomendable guardar platos elaborados, que era mejor algo así.— Está genial. — me dijo mientras sacaba un par de copas y una botella de vino. Las coloqué en la mesa.— No sé si te gusta, pero pensé que podía darle un toque especial y...— Esteban. — la miré a los ojos — Incluso con agua, es inmejorable.Sonreí como un niño pequeño al que le acaban de dar un caramelo, mientras servía el vino. Después, me senté en mi sitio y comenzamos a cenar en un silencio muy cómodo. O
Nos dirigimos a nuestra habitación entre risas cogidos de la mano y generando algunas habladurías por el camino. Nada más entrar en la habitación, cerré la puerta detrás de nosotros y, sin soltar su mano, la atrapé contra la pared.— ¿Esteban...? — preguntó con una media risita — ¿Qué haces?— Me gustaría retomar dónde nos han interrumpido... — respondí con voz grave, acercándome a sus labios.— Si quieres besarme... tan sólo debes hacerlo. — replicó mirándome fijamente a los ojos, sonrojada — Aquí nadie debería interrumpirnos.— Te tomo la palabra. — murmuré antes de eliminar la distancia que nos separaba.Nuestras bocas encajaron a la perfección, y antes de darme cuenta, estábamos jugando con nuestras lenguas. Era un juego simple, parecido al escondite: la lengua de Emily buscaba la mía, rozándola con la punta, y cuando me atrapaba, los roles se invertían. Sin notarlo, mi cuerpo se pegó al suyo; yo perseguía su lengua mientras ella esquivaba la mía. Sus brazos rodearon mi cintura co
Me desperté varias horas después, sintiéndome como no me había sentido en diez años: descansado, relajado, feliz y amado. Las tensiones y preocupaciones de las últimas semanas se habían ido a algún recoveco apartado de mi mente y permitiéndome disfrutar de esta paz.Bajé la mirada para encontrarme con Emily durmiendo cómodamente en mi pecho. Su brazo desnudo atravesaba mi torso y su mano agarraba mi hombro. ¡Era tan hermosa..!Aún no podía creerme que ella me amase: aquello me hacía inmensamente feliz y por primera vez en diez años, supe que podía rehacer mi vida y enfrentarme a cualquier cosa que sucediese mientras ella estuviese a mi lado."Tenían razón... necesitaba una Luna. Y tengo la mejor de todas." — pensé para mis adentros."Aún debemos convencerla... buenos días." — me saludó Roy con un bostezo, él también estaba bastante relajado."Lo conseguiremos." — le dije mientras abrazaba su espalda desnuda. La miré con un profundo cariño hasta que me di cuenta... que ella estaba desnu
Acababa de elegir mi ropa cuando Emily salió del baño. Sentí una oleada de deseo que logré controlar gracias a la fuerza de Roy, aunque no pude evitar comérmela con la mirada, de pies a cabeza, haciendo que ella se ruborizase. "Quiero arrancar esa toalla, arrastrarla a la cama y no salir de la habitación en todo el día. ¿Cómo puede ser tan tentadora?" — le pregunté a Roy."No lo sé, pero no creo que lo haya hecho de forma intencionada. Debemos controlarnos".— Emy... si no quieres que te arranque la toalla y te arrastre a la cama por lo que queda de mañana... por favor, no salgas así. Soy un hombre enamorado excesivamente débil a tus encantos.— Pero mi ropa está aquí. — me dijo ella ruborizada.— Lo sé, el problema soy yo: me vuelves loco. — dije agarrando mi ropa y metiéndome en el baño antes de hacer realidad mis palabras.Después de arreglarme la barba, me duché y salí vestido a la habitación. Me sorprendí de ver aún a Emily, esperándome, aunque me gustó que lo hiciera.— Es que..
— ¡ALTO! — grité acercándome a la persona encapuchada mientras expandía mi aura de Alfa y Bendito.Se giró y la miré sorprendida: con su pelo castaño ondulado y sus ojos marrones, Sophie me devolvió la mirada.— ¿Sophie? ¿Qué estás haciendo? — le pregunté acercándome a ella.— Recoger la pastilla. Anoche no la tomaste. ¿Por qué?— La pastilla no está donde estás buscando. ¿Qué estás haciendo, Sophie?— Oh, ¡qué descuido..! — dijo con un tono ligeramente burlón y después, miró la hora — Bueno, incluso sin la toma de anoche... sí, faltan diez minutos.— ¿Diez minutos? ¿Para qué?"Esteban, ésto no me gusta ni un pelo. Ten cuidado." — me dijo Roy.— Para que la pastilla haga su función. — dijo con una sonrisa malévola.Me acerqué a ella mientras Sophie retrocedía ligeramente. Busqué el poder de ver el pasado en mi interior: ahora que conocía la sensación, me sorprendí de lo fácil que era llamarlo.— Vas a decirme qué haces aquí y qué es lo que estás buscando, Sophie. — dije imponiendo una
Noté cómo la conciencia de Esteban se debilitaba cada vez más y la desesperación me invadió mientras corría como nunca lo había hecho en la vida."¡ESTEBAN! ¡AGUANTA!" — le grité mientras subía corriendo las escaleras dentro de la casa de la manada. Ni siquiera noté que Mar, Jake, Isa, Julián y Ana me seguían preocupados: ellos corrían más despacio que yo."Lo siento. Te... amo"— escuché decirle justo antes de que su conciencia desapareciese."¡NO!¡NO!¡NONONO!¡ESTEBAN!¡ESTEBAN!" — le grité desesperada pero no obtuve ninguna respuesta y corrí aún mas rápido mientras intentaba alejar el miedo: él estaba... estaba... estaba bien. Tenía que estarlo.Llegué a nuestra habitación unos segundos después: en el suelo, tirado de cualquier manera, se encontraba Esteban, totalmente inconsciente. En el brazo tenía clavada una jeringuilla a medio vaciar. Me abalancé sobre él mientras un grito de dolor salía de mis labios y arranqué la aguja de su cuerpo. La lancé lejos.— ¡ESTEBAN! ¡DESPIERTA! ¡DESPI
Alguien venía corriendo a toda velocidad, sus pasos cada vez mas cercanos resonaban por el pasillo. Maldije y salí por la ventana para bajar poco a poco por la pared: no podía arriesgarme a quedarme y que me descubriesen. El Bendito había perdido la consciencia pero no había podido darle la dosis completa, así que no sabía el resultado. Esperaba que muriese porque era un concentrado de acónito y plata imposible de realizar sin magia, pero dependiendo de quien fuese, existía la posibilidad de que le pudiesen salvar. Si era alguien con capacidades curativas... era muy difícil pero no imposible, evitar su muerte, sin la dosis completa."Debió de avisar a alguien mientras estaba consciente." — me dijo mi loba."Eso ya lo sé. Lo que me jode es que esa inyección era la única que tenía y Laida no puede fabricarnos otra.""Si hubieses sido una bruja como ella, estarías muerta. Alégrate de seguir con vida""Soy una híbrida que lo único que tiene es una loba en su mente y ni siquiera podemos tra