El día pasó bastante más rápido de lo que esperaba entre papeleos, reuniones y entrenamiento. Sophie y un par de asistentas estuvieron entrando y saliendo de la habitación, trasladando las cosas de Emily. Me sorprendí de todo lo que tenía ella: no por la ropa o los zapatos como pasaba con muchas otras lobas, si no porque lo único "femenino" que tenía era una auténtica colección de joyas y adornos para el pelo, cada cuál más extraño, elegante, sofisticado y bonito que el anterior: ella tenía una cómoda entera para ello y estaba convencido de que todas eran creaciones suyas. Empecé a contarlas por curiosidad, pero cuando llegué a las cien y vi todo lo que me quedaba aún, desistí. También trajeron tres martillos de bloque y una colección de revistas antiguas acerca de los metales y cómo tratarlos. Sin embargo, lo que me sacó una sonrisa y me resultó mas sorprendente, fue ver cómo traían un bastidor bastante grande. Había un bordado a medio hacer de un martillo, un yelmo y un yunque rodead
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