En tanto, Josefa llega a la cocina, Dolores quien aguarda para entregar la encomienda de esa mañana, saluda a la empleada; ésta, ajetreada, toma de ambas asas, la pana de agua hirviendo. —¿Qué le ocurre Josefa? —pregunta Dolores, mientras coloca sobre la mesa, la cesta del pan que ha traído para el Rey Eduardo VI.—La reina está pariendo. —Le contesta ansiosa. —¿Puedo ayudarte en algo? —pregunta de manera gentil.—¡Sí, Dolores! ¿Puedes traerme las toallas que están en ese armario, por favor? —le señala con la boca. —Sí, por supuesto. —Le responde, Dolores va hasta el armario, y ágilmente toma un lote de toallas blancas.La pelicastaña siempre ha sido una mujer servicial, por ello no duda en apoyarlas en aquella situación, eso y el hecho de que el Rey Eduardo VI siempre ha tenido un trato especial con ella por ser uno de sus principales clientes, el Rey adora el pan que la mujer prepara.En tanto, en la habitación, la reina puja con fuerza, aquel
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