José, desconsolado por tener que dejar a César allí tirado, tapa su cuerpo y le promete que cumplirá con su promesa, por lo que se pone la cadena y avanza estratégicamente por el valle. Entre los muertos franceses y españoles en el camino, encuentra algo de agua y armadura, cosa que usa a su favor para protegerse, hasta que finalmente se consigue con un pequeño pueblo al Este. Su corazón se acelera al darse cuenta de que ambas tropas han pasado por allí, pues hay muertos en las calles. Hay gente desde sus casas mirando hacia afuera, por lo que José corre para que no pueda ser atacado por alguno.Con ayuda de su brújula se dirige al Noreste, sabiendo que todas las tropas ya deben estar allí, quita su armadura que puede hacerlo parecer un soldado español, y con nostalgia roba un potrillo de un pequeño establo. Los dueños salen, disparan al aire y éste logra huir con el caballo por el bosque. En medio de pequeños descansos gracias a su memoria fotográfica por el mapa que su tropa usaba,
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