En tanto, Josefa llega a la cocina, Dolores quien aguarda para entregar la encomienda de esa mañana, saluda a la empleada; ésta, ajetreada, toma de ambas asas, la pana de agua hirviendo.
—¿Qué le ocurre Josefa? —pregunta Dolores, mientras coloca sobre la mesa, la cesta del pan que ha traído para el Rey Eduardo VI.—La reina está pariendo. —Le contesta ansiosa.—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunta de manera gentil.—¡Sí, Dolores! ¿Puedes traerme las toallas que están en ese armario, por favor? —le señala con la boca.—Sí, por supuesto. —Le responde, Dolores va hasta el armario, y ágilmente toma un lote de toallas blancas.La pelicastaña siempre ha sido una mujer servicial, por ello no duda en apoyarlas en aquella situación, eso y el hecho de que el Rey Eduardo VI siempre ha tenido un trato especial con ella por ser uno de sus principales clientes, el Rey adora el pan que la mujer prepara.En tanto, en la habitación, la reina puja con fuerza, aquelUna hora después, la reina sale de su habitación y ordena que al cochero, quien recién acaba de regresar de la casa de los Moguer, a que aliste nuevamente el carruaje para volver a aquel lugar. Emma está decidida a saber aquella verdad, cueste lo que cueste, el deseo de venganza se apodera de ella por completo.Si Anna resultaba siendo su verdadera hija, Elisa pagaría las consecuencias de la traición de Dolores y su esposo, el herrero. Ahora todos conocerían quien era realmente la Reina Emma II y su nivel de maldad cuando la hieren.En cuanto la reina sale del Palacio, Hernán siente que algo grave debe estar ocurriendo, puede verlo en el rostro de su amante, sus facciones contraídas y mirada turbia, lo revelan; mas, también sabe que la reina no será capaz de decírselo, puesto que anoche han vuelto a discutir al no poder responderle sexualmente por segunda vez. Sin embargo, hay algo que lo preocupa mucho más y es el hecho de que después de haberse entregado con tanta pasión, Elisa
En cuanto Anna, hecha un mar de llanto llega al campo, sus hermanas la visualizan y sin cuestionar lo que sucede intentan consolarla. Teresa y Martina piensan que tal vez Anna escuchó algo sobre Rodrigo y Elisa, ¿estará embarazada la princesa? Se preguntan, pero no están cerca de la verdad que mata lentamente el corazón de la pelinegra.Martina propone ir al río para ir a bañarse como en los viejos tiempos, y aunque Anna no se encuentra muy animada, van hacia allá. Al llegar, los sentimientos de Anna chocan como las olas frías contra las rocas, al recordar su primera vez en todo con el príncipe. La primera vez que se vieron, la primera vez entregándose. Oh! Se siente la peor persona ante los ojos de Dios ¡Pues ha intimado con su propio hermano! Ella ama profundamente a Rodrigo, y lo desea con furor aunque ahora su vínculo familiar se impone mucho más moralmente.Su amor imposible ahora rebasa los límites. Y enfrentarse con eso es peor que incluso el hecho de ser hija de una mujer ta
—…Soldados, creo que ustedes están más que listos para la batalla. Despídanse de sus familias, partiremos en 3 horas —anuncia el capitán Andazola al grupo de soldados.La conquista de aquellas tierras en Francia será un éxito. Ese es el pensamiento de Emma quien desde el balcón del palacio real con un asentimiento de cabeza aprueba las órdenes de Horacio.Los soldados comienzan a montar sus caballos rápidamente. Algunos viven muy lejos del palacio, como César, quien sabe que debe apresurarse a despedirse de sus padres, pero también de la chica que está presente cada minuto en sus pensamientos.Unos minutos después el soldado baja de su caballo, y en cuanto su madre abre la puerta y ve su rostro, ésta se echa a llorar. La despedida es mucho más triste cuando su padre se despierta de su siesta y César debe darle aquella noticia. Ninguno sabe si va a regresar o no, pero saben que su hijo es el más valiente y fuerte de toda la tropa, así que lo encomiendan a Dios después de que éste to
Finalmente Emma está a solas en su habitación, los sentimientos y pensamientos la acorralan contra la pared. Aquello que estaba sucediendo con su hija parecía llevarla de forma inevitable a ese pasado que había enterrado para no volver a revivir su dolor y frustración. Pero como una saeta, regresa el peor de todos ellos, el de aquel matrimonio que en un momento pensó sería su salvación, pero que terminó convirtiéndose en su peor pesadilla. Veintidós años atrás… La boda había sido todo un espectáculo; el sueño de toda doncella hecho realidad. Finalmente se había casado con un rey y en consecuencia sería la reina, la soberana de aquel lugar. Luego del banquete, de la celebración, de los excesos, apareció en su habitación el rey Eduardo VI; el momento había llegado. Astutamente y de forma conveniente, Emma había logrado convencer a Eduardo de no tener intimidad hasta luego después de la boda. Las razones eran obvias, ella no era virgen. Lo que no imaginaba
La orden de la salida de las tropas de Palacio ya están listas. La reina se reúne con Andazola para entregarle una encomienda para el Rey Juan Carlos.—Dele al rey esto de mi parte. El pueblo español confía en usted, Andazola.—Sabe que no dejaré de luchar hasta alcanzar la victoria, su majestad. ¡Salve reina! Andazola sube a su caballo, y la reina entra al castillo. Se encuentra con su hijo Rodrigo, quien parece pensativo y ausente.—¿Te ocurre algo, Rodrigo? —Es que aún no puedo creer que vayamos a entrar en una guerra con Francia, madre.—¡Ya hemos hablado de esto! No pienso discutir mis planes contigo, mucho menos cuando no piensas apoyarme. —mira al príncipe y luego busca a su alrededor antes de preguntarle— ¿Por cierto, dónde está tu consejero? —No lo sé madre. —¿Cómo que no lo sabes? Está en este palacio para acompañarte no sólo moralmente sino físicamente.—Han pasado cosas que preferiría no mencionar en este momento.—¡S
Los corazones de los soldados se encuentran en ascuas, cuando dos días después de la partida a caballo, sin descanso alguno, más que para alimentar a los animales, se encuentran en la costa norte de España rumbo a su destino.El capitán Andazola ha implementado una táctica difundiendo información falsa acerca del ataque, así tendrán ventaja y hará a los franceses concentrar sus tropas en puntos en donde tampoco se encontrarán los escoceses, en vista de que ambas tropas atacarán al mismo tiempo pero desde puntos diferentes.Según la logística, César sabe que faltan al menos doce horas para llegar a uno de los valles alternos con la frontera francesa.—¿Te encuentras bien, José?, ¿qué te hizo venir con nosotros? —Le pregunta César al chico.César es el encargado de la tropa más débil, aquellos a los cuales nunca se les ha pasado por la cabeza matar a alguien. A diferencia de él, que aunque no lo ha hecho nunca pues ha sido preparado para eso.El caballo de Cés
Anna.A horas de la mañana una fuerza mayor a todo lo que he hecho últimamente en mi vida, me lleva hasta el establo.—¿A dónde vas, hija? —cuestiona mi madre con rostro preocupado.—Iré al pueblo, madre —miento.—¡Pero ve en el carruaje! —No te preocupes, madre… —digo con un nudo en mi garganta, entonces subo a mi caballo y avanzamos con la determinación en mi corazón.Han pasado casi tres días desde que me enteré que soy hija de la cruel Emma. Me he quedado a solas con mis padres al propósito, diciéndoles con los ojos que estoy lista para escucharlo de sus bocas; sin embargo, no han sido capaces de decírmelo. Y yo soy demasiado cobarde para irme contra ellos porque además me rompería el corazón. Aún así, necesito saber la verdad completa.¿Quién es mi padre?, ¿habrá alguna probabilidad de que todo sea mentira? Porque en mi corazón estos largos días me he estado martirizando y dando plegarias al cielo por el doloroso pecado que lleva marcado cada parte de mi piel.Al llegar
—¡Suéltame! —le digo intentando soltarme de su agarre. Pero él parece no escucharme o no tiene el mínimo interés en hacerlo.—No lo haré —responde al ver que opongo resistencia— No te dejaré ir sin que me digas la verdad de lo que hubo entre tú y Antuam. ¿Estuviste con él, Anna? Dime la verdad.Aquellas palabras viniendo de sus labios, no sólo son perfectas para huir de él, sino para huir de mí misma, de mis sentimientos hacia el príncipe. Sé que tenerlo frente a mí, es la tentación más vil que puede existir, porque amándolo como lo amo, lo nuestro es más que algo prohibido, es inmoral desde todo punto de vista.—¡No debo darle explicaciones sobre mi vida, su majestad! —exclamo con firmeza, camuflando por entero aquel sentimiento que late dentro de mi pecho.—¿Viniste al palacio por él, verdad? —me estremece con fuerza.Aunque mis palabras terminarán por destruirlo, prefiero eso a volver a entregarme a él.—¡Sí! —contesto parcamente— ¡Amo al duque! Aún no sé como he logrado m