— ¡Me dijo que era solo subirlo, pero esto no es tan fácil!, mejor pido ayuda, pero ¿a quién? ¡Aggr Maldici0n! Se rindió con temor de tocar algo incorrecto. Ni modo, dormiría con frío porque a esta hora dudaba de que alguien le hiciera el favor de venir hasta aquí. Iba a cerrar de nuevo el panel, cuando un trasteo en la puerta de entrada la hizo alertarse. — ¡Espera!, ¡Hay alguien aquí! – corrió gritando porque le pareció que estaban cerrando la puerta — ¡Oye, abre, hay una persona aquí adentro! ¡BAM, BAM, BAM! Golpeó la puerta de madera y la haló por la rústica manilla, sin embargo, estaba cerrada, alguien había puesto un candado desde afuera. — ¡Abre, abre, estoy aquí, hay una persona aquí! El ama de llaves escuchaba los gritos desesperados de Carlotta y sonreía de medio lado. Lo único que había encerrado era a un animal salvaje y por eso, la dejaría ahí hasta la mañana, para que mínimo se le congelara la lengua. Dio la espalda y se alejó satisfecha por habérsela desqui
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