MAYAA la mañana siguiente brilla el sol. No lo suficiente porque está algo nublado. Hundo la cara contra el hombro de Alex, que respira tranquilo en sueños. Veo todo borroso, como cada mañana, pero sé recorrer su cuerpo a la perfección. Me meto bajo la fina sábana, anoche me anoté mentalmente el devolverle el favor, así que aquí estoy. Ya tiene una erección, la he sentido al mover la pierna antes, me facilita el trabajo aunque no me quepa entera en la boca. El sensual ruido que hace al despertar consigue que me empeñe más.—Joder —gime.Levanta la sábana. Ojalá tuviera puestas las lentillas para poder ver bien su expresión, aun si entiendo que le gusta por los gemidos que salen de su boca. No nos tapa, la sábana se queda a saber dónde. Entonces me aparta el pelo de la cara y me hace una coleta con su mano únicamente para verme mejor. Me la saco de la boca.—No pares ahora... —me pide. Tan rápido a como saco la lengua para darle una lamida, se queda sin aire—. Qué bueno, hostia puta..
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