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Todos los capítulos de Los Hijos del Griego: Capítulo 251 - Capítulo 259
259 chapters
45.Estaré a tu lado cada minuto
Capítulo cuarenta y cinco. Estaré a tu lado cada minuto. Empezó a entrar y salir gente de la habitación de Britney llevando sábanas y noticias de que el doctor estaba a punto de llegar. Nonna Bacchari le puso hielo en los labios. La vida giraba alrededor de ella pero su mundo se circunscribía a los brazos de Owen. —Oh… Owen… esto se suponía que no debía suceder. Le he hecho algo terrible a Donatello, y tú ni siquiera me amas… — dijo la joven con debilidad. La abrazó más fuerte. —El trabajo y mi pasado no me han permitido admitirlo hasta ahora, Britney. Te amo. Ahora me doy cuenta de lo equivocado que he estado al no comunicarte mis sentimientos. Por favor, perdóname… Déjame amarte, déjame mantenerte a salvo aquí, para siempre… El doctor irrumpió en medio de una oleada de aire frío. Una vez examinada, se llevó a Owen aparte. Britney quedó en manos de Nonna. La anciana le pasaba una esponja por la cara y le daba mas hielo para que chupara. —Oh, sería una pena que no llegara al h
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47.Te quiero demasiado
Capítulo cuarenta y siete. Te quiero demasiado.—Créeme — murmuró Owen —. Créeme, Britney. No te dejaré. Te amo. Te necesito. Todo lo que me importa ahora son el niño y tú.—Escúchame — susurró ella temerosa de que el dolor no le dejara hablar después— . Lo que sucedió antes, no va a volver a pasar. Nuestro hijo está bien alimentado y fuerte. Se parece a ti. Todo irá bien.Owen se inclinó y apoyó su frente en la de ella.—Y, ¿qué pasa contigo?La frente estaba fría como el hilo, debía de ser porque la de ella ardía. Trató de sonreír. Owen ni siquiera intentó hacer lo mismo. Estaba tan pálida que hasta los labios estaban perdiendo su color. Owen la agarró de la mano y se llevó los dedos a los labios para besarlos.—No puedo soportar que vuelvas a pasar por lo mismo otra vez — dijo ella intentando humedecerse los labios —. A lo mejor… quizá deberíamos pensar en irnos al hospital.—Pediré una ambulancia — dijo el doctor Cássio Kostovos sacando el móvil, pero Owen se puso en pie de un sal
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48.The End
Capítulo cuarenta y ocho. The End Cuando Britney se despertó estaba oscuro. Un pájaro cantaba no muy lejos. Movió la cabeza. Las cortinas de la habitación estaban cerradas, pero una intensa luz artificial se abría paso por una rendija. Debía de ser temprano por la mañana o tarde por la noche. Gradualmente se dio cuenta de que ya no le dolía nada. En medio de la oscuridad se pasó la mano por el vientre… Sus ligeros movimientos alertaron a la enfermera de guardia. La mujer se acercó con una sonrisa. —¿Quiere que llame a su marido? Está abajo con su hija. Britney frunció el ceño. Debía de ser un caso de confusión de identidades. —¿Mi hija? No, eso no es posible… Owen tiene un hijo, yo tuve un hijo. Se llama Adonis. ¿Dónde está? —Allí, allí — la enfermera calló a Britney poniéndole un termómetro bajo la lengua —. No hay por qué preocuparse, querida. La bebé había tragado un poco de líquido, así que está en observación. Su marido se ha dividido entre usted y la niña, pero le he
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Casado con la Princesa Stratos
Se suponía que aquel matrimonio era solo de apariencias… Lo único que Gael tenía que hacer era casarse con la hija de Praxis Stratos…, pero no podía tocar a su nueva y tentadora esposa. Olivia había impuesto las reglas, pero de repente su matrimonio le parecía demasiado práctico. El deseó ardió en él y entonces quiso convertir el acuerdo temporal en uno permanente. ****Ya comienza la última historia de esta saga. No te pierdas la oportunidad de conocer a la intrépida Olivia Stratos.****
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1.Deberíamos casarnos
Capítulo Uno: Deberíamos casarnos —Creo que deberíamos casarnos. Gael Rutherford se atragantó con la cerveza y, dejando la botella sobre la barra del bar, empezó a toser mientras miraba a la mujer que había estado a punto de matarlo con cuatro palabras. Aunque ella merecía la pena. Su pelo era casi tan negro como el de él, sus ojos de un azul más claro que el suyo. Tenía los pómulos altos, las cejas arqueadas y una expresión de fiera determinación. Llevaba un vestido de verano en color amarillo que dejaba al descubierto un par de piernas fabulosas y unas sandalias con florecitas blancas que mostraban unos dedos con las uñas pintadas de rojo. — ¿Casarnos? ¿No crees que antes deberíamos… no sé, ir a una cita o como mínimo cenar juntos? Ella miró al camarero, como para comprobar que no estaba escuchando la conversación. —Sé que debe sonar un poco raro… Gael soltó una carcajada. —Raro es decir poco. —No obstante, tengo mis razones. — Ah, me alegra saberlo —
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2.¿Por qué yo?
Capítulo dos. ¿Por qué yo?El escalofrío que le provocó a Gael el roce de su mano lo pilló desprevenido… Y también a Oliva parecía haber sentido algo porque apartó la mano de inmediato. No importaba, se dijo Gael. Podía sentirse atraído por una mujer sin hacer nada al respecto. De hecho, no se dejaba llevar por su pene desde que tenía diecinueve años. — Al menos podrías escucharme — insistió Olivia. Frunciendo el ceño, Gael volvió a sentarse. No estaba interesado en lo que pudiera decir, ¿pero por qué arriesgarse a ofender a un miembro de la familia Stratos? —Muy bien, te escucho. —Quiero que te cases conmigo. —Sí, eso ya lo sé, ¿pero por qué? —Porque es lo más lógico. Gael seguía con la convicción de que a aquella señorita le faltaba un tornillo en el cerebro.—¿En qué universo? — Tú quieres la parcela para que tu primo construya un hotel y yo quiero un marido temporal. —¿Temporal? Ella rio suavemente, un sonido rico y musical, el pelo negro flotando alrededor d
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3.No te vas a arrepentir
Capítulo tres. No te vas a arrepentir. Gael esbozó una media sonrisa que la hizo tragar saliva. Era un hombre muy guapo que exudaba encanto y… Y aquello podría ser peligroso, se dijo a sí misma. — Cenar, ¿eh? — repitió él, dejando la cerveza sobre la mesa —. Muy bien, yo nunca rechazo la oportunidad de cenar con una mujer guapa. Sin embargo, te lo advierto: no estoy interesado en casarme. — Lo sé. Por eso eres perfecto. Gael sacudió la cabeza, riendo. — Aún no tengo claro si estás loca o no. — No, no estoy loca. Sencillamente, soy decidida. — Guapa y decidida — murmuró él —. Una combinación peligrosa. — Hay un restaurante muy bueno en la isla: Diego’s. Nos veremos allí a las ocho. — A las ocho en La cantina de la Playa — le recordó él, levantándose. Olivia lo observó mientras se alejaba. Era alto y fibroso y se movía con la gracia de los hombres seguros de sí mismos. En realidad, Gael Rutherford era más de lo que había imaginado. Solo esperaba que no fuese más de
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4.Una unión buena para todos
Capítulo cuatro. Una unión buena para todos.Gael lo pensó muy bien antes de volver a hablar.—¿Y cuánto duraría este matrimonio? — Ya te lo dije, dos meses — respondió Olivia, más animada. Llevaba meses armando el plan y, por el momento, Gael Rutherford seguía sentado frente a ella. No había dicho que sí, pero tampoco se había marchado —. Es tiempo suficiente para convencer a mi padre de que al menos lo hemos intentado. — Y cuando nuestro matrimonio 'fracase', ¿crees que tratará de dejar de casarte? — Sí, creo que sí — Olivia se mordió los labios —. Espero que sí. Estoy cansada de los hombres que tratan de ganarse el favor de mi padre. Además, esta es mi única posibilidad de conseguir el fideicomiso a mi manera. Estaré casada, como él quiere, pero será un marido que habré elegido yo y la clase de matrimonio que yo quiero. —Ya veo. La brisa le movía el flequillo a Gael, levantándolo. — Si aceptas, nos divorciaremos a los dos meses — siguió Olivia —. Yo conseguiré mi fidecomis
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5. Trato hecho
Capítulo cinco. Trato hecho.'¿Quieres casarte conmigo?'Aquellas tres palabras que a Gael lo hacían sentir un escalofrío. Gael había jurado no volver a cometer el error de casarse, pero aquello era diferente. La primera vez que dijo: 'Sí, acepto' había sido un desastre. Esta vez conseguiría algo más allá de un divorcio rápido. Esta vez, él llevaría el control. Sería él quien dijese cuánto había terminado, él quien se diera la vuelta. Y esta vez, su corazón no estaría involucrado. De modo que asintió con la cabeza. —Muy bien, trato hecho. La sonrisa de Olivia lo dejó sin aliento. Ella le tomó la mano y, como había ocurrido la primera vez, en cuanto rozó su piel sintió una descarga que le subió por el brazo hasta llegar a su torso, haciendo que le latiese el corazón. Si Olivia había sentido lo mismo no se le notaba, de modo que intentó disimular, luchando contra una atracción que era más poderosa de lo que hubiera esperado. —Solo hay una cosa más — dijo ella ento
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