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Todos los capítulos de Los Hijos del Griego: Capítulo 261 - Capítulo 270
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7.Una noticia mala y otra buena
Capítulo siete. Una noticia mala y otra buena. A la mañana siguiente, Gael miraba su ordenador esperando que se conectase la video llamada y, al ver su reflejo en la pantalla, hizo una mueca. Parecía un cadáver. Eso le enseñaría a beber coñac con un anciano que probablemente tenía coñac corriendo por sus venas, pensó. Stratos había querido brindar por el trato y a Gael no se le había ocurrido ninguna razón para no hacerlo. Sin embargo, horas después de escuchar innumerables historias sobre la isla y la infancia de Olivia, todas regadas con vaso tras vaso de coñac, había salido trastabillando de la suite. Apenas había podido pegar ojo, esperando que la habitación dejase de dar vueltas. Y cuando por fin se quedó dormido, en sus sueños era perseguido por Praxis Stratos, que reía como un maníaco mientras Olivia le tiraba ramos de novia a la cara. —No se te ocurra analizar el sueño — murmuró. Cuando tosió, sintió que su cabeza estaba a punto de explotar. Estaba alargando una m
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8.El loco de la familia
Capítulo ocho. El loco de la familia Silencio. Los hermanos de Gael lo miraban, perplejos. —¿Casarte? — repitió Dorian. —¿Estás loco? — le espetó Hans. —¿Con la morena? —La misma, Olivia Stratos. —¿La hija de Praxis Stratos? — ¿La has conocido, te has enamorado y has pedido su mano en veinticuatro horas? — exclamó Dorian. —¿Quién ha dicho nada de amor? —¿Entonces por qué vas a casarte? —He hecho un trato con Olivia: me caso con ella y conseguimos la parcela. —Esto es llevar las cosas demasiado lejos — opinó Hans. — Ya está hecho. Hemos llegado a un acuerdo y pienso cumplir mi parte. —¿Por qué? —Porque no había otra manera de conseguir la parcela. —Estás loco. — No, no lo estoy — replicó Gael, irritado —. Será un matrimonio temporal y en dos meses nos divorciaremos, pero seguiremos teniendo la parcela. Hans sacudió la cabeza, como si no supiera qué decir, pero Dorian no tenía ese problema. —No puedes hacer eso, Gael. Casarse de ese modo no es… — ¿No es qué? — No e
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9.Vas a meterte en un buen lío.
Capítulo nueve. Vas a meterte en un buen lío.—¿Que vas a hacer qué? — Voy a casarme — repitió Olivia, esperando sentir una oleada de pánico. Sin embargo, no fue así y era muy raro porque si alguien tenía derecho a sentir pánico, era ella. Después de la reunión entre Gael y su padre, había pasado cinco minutos con el hombre que pronto sería su marido, pero Gael apenas había dicho nada; solo que la llamaría al día siguiente. Y, por el momento, no había llamado. Aunque aún había mucho tiempo, por supuesto. Entonces, ¿por qué tenía el estómago encogido y le costaba tanto trabajo respirar? Había pasado la noche sentada en la terraza de la suite, mirando el mar. El viento movía suavemente las hojas de los árboles, llevándole un delicioso aroma a jazmín, pero eso no había logrado tranquilizarla. Y ella sabía por qué. Gael Rutherford era demasiado atractivo. La afectaba como no la había afectado ningún hombre desde Camilo y admitir eso debería ser suficiente para echarse atr
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10.El anillo de bodas
Capítulo diez. El anillo de bodas. Los siguientes días pasaron a toda velocidad. O al menos, eso le parecía a Gael. No vio mucho a Olivia, ¿pero por qué iba a hacerlo? Aquello no era más que un acuerdo entre los dos y, para olvidar que estaba a punto de casarse, se dedicó a explorar la isla. La constructora que Praxis Stratos había creado para la isla era pequeña, algo hecho para los habitantes de la misma pero parecían serios y responsables. Además, contratar gente de la isla haría que la invasión de los Rutherford fuese mejor vista por los lugareños. Condujo por las carreteras de la isla, comprobando que algunas zonas de Isla Real eran yermas mientras la mayoría estaban cubiertas de bosques, flores y cascadas. No había aeropuerto, pero Gael sabía que sus hermanos querrían construir una pista de aterrizaje para sus avionetas y había un claro cerca del hotel que serviría… si podía convencer a Praxis. De otro modo, la única forma de llegar a la isla era ir en avioneta hast
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11.Ya estamos casados
Capítulo once. Ya estamos casados.Gael salió de la joyería con una sonrisa en los labios. Isla Real era una isla tan pequeña que seguramente todos los vecinos se veían como parientes. Nada que ver con Sunset Beach, desde luego. Siempre le había gustado el ruido y el movimiento de California, o al menos se sentía cómodo allí, pero ni siquiera conocía a sus vecinos. Sus hermanos eran sus mejores amigos y las mujeres con las que salía iban y venían sin que se acordase de ellas. Una vez había querido algo más; la clase de conexión con otro ser humano que buscaba la mayoría de la gente, pero había aprendido la lección y después del fiasco de su matrimonio se había aislado, usando el ingenio y el encanto para mantener controladas otras emociones más profundas. No obstante, estaba a punto de casarse. El anillo que llevaba en el bolsillo pesaba como si fuera un ancla y, sin embargo, no podía dejar de pensar en Olivia, como si el rostro de su futura esposa estuviera grabado en su c
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12.Un beso de verdad
Capítulo doce. Un beso de verdad.Olivia penas era consciente de la gente que los miraba. ¿Cómo iba a prestarles atención cuando cada centímetro de su cuerpo parecía estar electrizado? La lengua de Gael jugaba con la suya y Olivia se arqueó hacia él, dejándolo… no, ayudándolo a devorarla. Daba igual que no estuviesen enamorados. Daba igual que no hubiera pensado en besar a su marido. Lo único que importaba en aquel momento era lo que Gael estaba haciéndole y lo que ella sentía. Nunca había sentido nada así. No podía respirar y le daba igual. ¿Cómo podía experimentar esas sensaciones cuando apenas lo conocía y cuando Gael no era Camilo…? Ese nombre fue suficiente para apagar el fuego. Olivia se apartó, mirándolo con cara de sorpresa. Y fue un pequeño consuelo ver la misma sorpresa en los ojos de Gael. —¡Eso es un beso de verdad! — exclamó su padre. Como repuesta, Gael le pasó un brazo por los hombros, apretándola contra su costado. Sonreía con aparente tranquilidad, pero
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13.No deberíamos
Capítulo trece. No deberíamos.— Ha sido un beso estupendo — admitió, dándole la espalda al jardín para estudiar a la mujer con la que se había casado. La luz de la luna hacía que su vestido blanco con escote palabra de honor pareciese brillar y Gael no podía apartar los ojos de ella. El fino material del vestido destacaba su asombrosa figura. Todo en ella lo hacía desear abrazarla y besarla hasta que ninguno de los dos pudiese respirar. Y Gael nunca había sido famoso por su contención. Tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para no tocarla, pero le gustaría deslizar las manos por su cuerpo hasta hacerla suspirar de placer. Si fuera por él, llevaría a su flamante esposa a la suite donde vivirían durante esos dos meses y la tumbaría en la cama. Levantaría la falda del vestido y la miraría a los ojos mientras entraba en ella, sintiendo esas largas piernas envueltas en su cintura mientras lo recibía, jadeando de placer. Se derramaría dentro de ella y luego, cuando los dos hubie
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14.No me gusta que me mientan
Capítulo catorce. No me gusta que me mientan.—Mi prometido, Camilo O' Doughlin, murió en un accidente de coche hace algo más de tres año… Unos segundos antes estaba gimiendo de placer pero, repente, el deseo que había en sus ojos había desaparecido, reemplazado por un brillo de dolor y culpabilidad. —¿Camilo? — repitió Gael, atónito. —Él murió y… —¿Necesitabas a alguien que ocupara su puesto? —¿Qué? —¿Es por eso por lo que te has casado conmigo? —¿Qué estás diciendo? —exclamó Olivia —. Tú sabes perfectamente por qué nos hemos casado. Hicimos un trato que también te beneficia a ti. —Trato o no, no parecías pensar en Camilo hace un momento. —¿Qué tiene eso que ver? — Dijiste que no estabas interesada en romances. ¿Por qué? — insistió Gael —. ¿Tras la muerte de Camilo te escondiste? ¿Guardaste tu corazón bajo llave? —No lo entiendes — respondió Olivia. — Lo entiendo mejor de lo que crees — dijo Gael, incrédulo. Olivia lo había investigado y tal vez él debería ha
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15.No esperaba sentir nada
Capítulo quince. No esperaba sentir nada.Olivia partió una galleta por la mitad y siguió haciéndola pedacitos, perdida en sus pensamientos. Habían pasado dos días desde la boda y Gael y ella apenas habían intercambiado un saludo desde que lo dejó en la terraza esa noche. Se sentía triste, cansada y desconcertada mientras le contaba aquella conversación a su mejor amiga.—¿Te dijo eso? — Cora tomó un sorbo de té helado, atónita. Olivia aún podía ver el brillo en los ojos de Gael, un brillo de furia y deseo a la vez. Y lo peor de todo era que ella lo deseaba también. — Sí, eso dijo. Que sería el marido que Camilo hubiera sido — respondió por fin —. Y estaba furioso. —Claro. —Oye, ¿de qué lado estás? — exclamó Olivia. — Del tuyo siempre, cariño — respondió Cora —. Sin embargo, puedo entender que estuviera un poco molesto. —¿Por qué? —Porque le mentiste. —No le mentí. Esto es algo personal. Además, ¿qué le importa a él? —No le hablaste de Camilo antes de proponerle matrimon
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16.Un castigo para los dos
Capítulo dieciséis. Un castigo para los dos.Llevándose un dedo a los labios, como si aún pudiera sentir el sello de los de Gael, Olivia trató de reconciliar lo que sentía con lo que sabía. Había amado a Camilo, pero no amaba a Gael. Entonces, ¿cómo podía encenderse simplemente pensando en él? ¿Y cómo iba a sobrevivir durante los próximos dos meses? Aquello no podía pasar. Desear a otro hombre era una traición a Camilo, ¿no? Suspirando, recordó la mañana después de la boda, cuando lo encontró durmiendo en el sofá del salón, las piernas colgando a los lados. No parecía muy cómodo, pero desde esa noche era ahí donde dormía. —No sé si me está castigando a mí o a sí mismo — murmuró. En cualquier caso, estaba funcionando. —No pareces una novia feliz. Olivia se sobresaltó al escuchar esa voz tan familiar. Como si lo hubiera conjurado, Gael acababa de aparecer tras ella. Bronceado, relajado y guapísimo, llevaba una camiseta de la constructora Rutherford, unos vaqueros gastados qu
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