Capítulo once. Ya estamos casados.Gael salió de la joyería con una sonrisa en los labios. Isla Real era una isla tan pequeña que seguramente todos los vecinos se veían como parientes. Nada que ver con Sunset Beach, desde luego. Siempre le había gustado el ruido y el movimiento de California, o al menos se sentía cómodo allí, pero ni siquiera conocía a sus vecinos. Sus hermanos eran sus mejores amigos y las mujeres con las que salía iban y venían sin que se acordase de ellas. Una vez había querido algo más; la clase de conexión con otro ser humano que buscaba la mayoría de la gente, pero había aprendido la lección y después del fiasco de su matrimonio se había aislado, usando el ingenio y el encanto para mantener controladas otras emociones más profundas. No obstante, estaba a punto de casarse. El anillo que llevaba en el bolsillo pesaba como si fuera un ancla y, sin embargo, no podía dejar de pensar en Olivia, como si el rostro de su futura esposa estuviera grabado en su c
Capítulo doce. Un beso de verdad.Olivia penas era consciente de la gente que los miraba. ¿Cómo iba a prestarles atención cuando cada centímetro de su cuerpo parecía estar electrizado? La lengua de Gael jugaba con la suya y Olivia se arqueó hacia él, dejándolo… no, ayudándolo a devorarla. Daba igual que no estuviesen enamorados. Daba igual que no hubiera pensado en besar a su marido. Lo único que importaba en aquel momento era lo que Gael estaba haciéndole y lo que ella sentía. Nunca había sentido nada así. No podía respirar y le daba igual. ¿Cómo podía experimentar esas sensaciones cuando apenas lo conocía y cuando Gael no era Camilo…? Ese nombre fue suficiente para apagar el fuego. Olivia se apartó, mirándolo con cara de sorpresa. Y fue un pequeño consuelo ver la misma sorpresa en los ojos de Gael. —¡Eso es un beso de verdad! — exclamó su padre. Como repuesta, Gael le pasó un brazo por los hombros, apretándola contra su costado. Sonreía con aparente tranquilidad, pero
Capítulo trece. No deberíamos.— Ha sido un beso estupendo — admitió, dándole la espalda al jardín para estudiar a la mujer con la que se había casado. La luz de la luna hacía que su vestido blanco con escote palabra de honor pareciese brillar y Gael no podía apartar los ojos de ella. El fino material del vestido destacaba su asombrosa figura. Todo en ella lo hacía desear abrazarla y besarla hasta que ninguno de los dos pudiese respirar. Y Gael nunca había sido famoso por su contención. Tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para no tocarla, pero le gustaría deslizar las manos por su cuerpo hasta hacerla suspirar de placer. Si fuera por él, llevaría a su flamante esposa a la suite donde vivirían durante esos dos meses y la tumbaría en la cama. Levantaría la falda del vestido y la miraría a los ojos mientras entraba en ella, sintiendo esas largas piernas envueltas en su cintura mientras lo recibía, jadeando de placer. Se derramaría dentro de ella y luego, cuando los dos hubie
Capítulo catorce. No me gusta que me mientan.—Mi prometido, Camilo O' Doughlin, murió en un accidente de coche hace algo más de tres año… Unos segundos antes estaba gimiendo de placer pero, repente, el deseo que había en sus ojos había desaparecido, reemplazado por un brillo de dolor y culpabilidad. —¿Camilo? — repitió Gael, atónito. —Él murió y… —¿Necesitabas a alguien que ocupara su puesto? —¿Qué? —¿Es por eso por lo que te has casado conmigo? —¿Qué estás diciendo? —exclamó Olivia —. Tú sabes perfectamente por qué nos hemos casado. Hicimos un trato que también te beneficia a ti. —Trato o no, no parecías pensar en Camilo hace un momento. —¿Qué tiene eso que ver? — Dijiste que no estabas interesada en romances. ¿Por qué? — insistió Gael —. ¿Tras la muerte de Camilo te escondiste? ¿Guardaste tu corazón bajo llave? —No lo entiendes — respondió Olivia. — Lo entiendo mejor de lo que crees — dijo Gael, incrédulo. Olivia lo había investigado y tal vez él debería ha
Capítulo quince. No esperaba sentir nada.Olivia partió una galleta por la mitad y siguió haciéndola pedacitos, perdida en sus pensamientos. Habían pasado dos días desde la boda y Gael y ella apenas habían intercambiado un saludo desde que lo dejó en la terraza esa noche. Se sentía triste, cansada y desconcertada mientras le contaba aquella conversación a su mejor amiga.—¿Te dijo eso? — Cora tomó un sorbo de té helado, atónita. Olivia aún podía ver el brillo en los ojos de Gael, un brillo de furia y deseo a la vez. Y lo peor de todo era que ella lo deseaba también. — Sí, eso dijo. Que sería el marido que Camilo hubiera sido — respondió por fin —. Y estaba furioso. —Claro. —Oye, ¿de qué lado estás? — exclamó Olivia. — Del tuyo siempre, cariño — respondió Cora —. Sin embargo, puedo entender que estuviera un poco molesto. —¿Por qué? —Porque le mentiste. —No le mentí. Esto es algo personal. Además, ¿qué le importa a él? —No le hablaste de Camilo antes de proponerle matrimon
Capítulo dieciséis. Un castigo para los dos.Llevándose un dedo a los labios, como si aún pudiera sentir el sello de los de Gael, Olivia trató de reconciliar lo que sentía con lo que sabía. Había amado a Camilo, pero no amaba a Gael. Entonces, ¿cómo podía encenderse simplemente pensando en él? ¿Y cómo iba a sobrevivir durante los próximos dos meses? Aquello no podía pasar. Desear a otro hombre era una traición a Camilo, ¿no? Suspirando, recordó la mañana después de la boda, cuando lo encontró durmiendo en el sofá del salón, las piernas colgando a los lados. No parecía muy cómodo, pero desde esa noche era ahí donde dormía. —No sé si me está castigando a mí o a sí mismo — murmuró. En cualquier caso, estaba funcionando. —No pareces una novia feliz. Olivia se sobresaltó al escuchar esa voz tan familiar. Como si lo hubiera conjurado, Gael acababa de aparecer tras ella. Bronceado, relajado y guapísimo, llevaba una camiseta de la constructora Rutherford, unos vaqueros gastados qu
Capítulo diecisiete: ¿Hacemos las paces?Apenas habían intercambiado un par de palabras en los últimos días y, de repente, decidía raptarla. Olivia miró hacia atrás y vio a la gente del mercado observándolos. Sin duda, los rumores empezarían a correr de inmediato haciendo que todo pareciese muy romántico cuando en realidad Olivia no sabía qué estaba pasando. — ¿Qué estás haciendo, Gael? — le preguntó —. ¿Dónde vamos? Él abrió la portezuela de un deportivo rojo y, después de dejar la bolsa en la parte de atrás, apoyó las dos manos sobre el techo del coche. —He pensado que podríamos ir a la parcela. Olivia frunció el ceño. —Pero ya la has visto, ¿no? —Sí, claro. Sin embargo, no la he visto con nadie de la isla. Olivia lo miró, en silencio. Debería aceptar ese cambio de actitud y fingir que los incómodos silencios no habían tenido lugar, pero no podía hacerlo. Quería saber por qué de repente actuaba como el Gael al que había conocido el primer día y no como el hombre con
Capítulo dieciocho. Ignorar el sentimiento.—¿Has hablado con tus hermanos desde la boda? La voz de Olivia interrumpió sus pensamientos y Gael lo agradeció. Estaba preguntándose si le habría contado a sus hermanos lo que había entre ellos, la abortada noche de boda, el beso que lo había vuelto loco durante días… No obstante, Gael no pensaba contarle nada a sus hermanos. Dorian y Hans le habían echado una bronca por casarse con Olivia y lo último que deseaba era darles más munición. Además, había tenido una epifanía la noche anterior. Era fácil pensar cuando estabas torturado en un sofá demasiado estrecho y en el que te colgaban las piernas. Sin embargo, eso lo había ayudado a tomar una decisión sobre su matrimonio temporal. Había estado casado antes y fue una pesadilla. Su ex mujer le había mentido, lo había utilizado y luego lo había abandonado. De modo que Gael sabía que los finales felices eran cosa de cuentos de hadas, un sueño al que los tontos se agarraban durante su