Me sentía ridícula, tonta y sin valor, además de haber escuchado lo que escuché, se lo dije, me limpié la cara, él no dejaba de mirarme y seguirme, subí a por las escaleras, me alcanzó.—Caroline, lo siento mucho.—No se preocupe.—Debiste oírme —dijo.Dejé de subir las escaleras, me giré y los ví a los ojos, le sonreí.—No lo tomé a mal, se lo aseguro, es solo que, ya me lo había dicho, siento que no he vivido y tiene razón, adoro a mis hermanos y los cuidaré toda la vida, pero siento que debo encontrar una manera de vivir y cuidarlos. Me descuidé mucho conmigo misma.—No seas dura contigo, haces algo maravilloso por tus hermanos, nunca había conocido a alguien como tú.Sonreí nerviosa, mordí mis labios y jugué con mis manos. Seguía intimidándome su cercanía, su presencia que imponía, sin embargo, entendía mi lugar, era solo una sirvienta, yo no debería siquiera haber estado hablando con él.—Tampoco yo había conocido a alguien como usted, es muy bueno —dije con sinceridad.Se echó a
Leer más