Recuperar la respiración es un suplicio, algo quema en mi espalda y un peso cae duro sobre mi pecho. Estamos en plano astral, la gelidez característica me lo indica, sin embargo, todo sigue siendo un caos y los gritos caen sobre mis sensibles oídos. Trato de moverme, pero mi necesidad por aire es mayor, hago el esfuerzo sobre humano de aspirar bocanadas, pero solo consigo lastimarme más.Alguien me levanta y entonces escupo. El alivio es tal que jamás sentí tanto placer, de pronto ya puedo respirar. Escupo y toso agua, es una cantidad pequeña, pero lo suficiente como para estar a punto de ahogarme; entre toses, pasos tambaleantes y el sonido de los truenos, logro recuperar la compostura.El elfo que me ayuda tiene sangre plateada en el rostro, puedo ver su cuello cabelludo ahí en dónde el pelo fue arrancado a jirones, sus ojos morados brillan cuando un relámpago atraviesa el cielo y va a caer justo frente al árbol que tenemos a un lado. El sonido de la explosión me ensordece y por seg
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