Cuando ambas se encontraron, Tala la agarró del brazo y comenzó a tirar de ella.—Menos mal que te encuentro, debes acompañarme, ya no hay tiempo —jadeó con la respiración acelerada y lágrimas en los ojos.—Pero ¿qué está ocurriendo? ¡Dime! —preguntó con desesperación, Tala negó con la cabeza, pero la miró como si lo que estaba ocultando fuera horrible. Por unos instantes, creyó que su presencia allí era debida a la unión de Asher con Astrid, Tala pertenecía a la manada y era seguro que asistiría—. ¿Ellos se unieron? —titubeó con el miedo asomando en cada palabra.—No lo sé, Emma, yo no fui a esa celebración, a la manada no le gusta mi presencia y no quiero ver a mi alfa unirse a esa mujer tan odiosa. Estoy aquí por tu hermano, se está muriendo, no sé qué hacer. Yo quise ayudarlo, pero no supe cómo, no creo que le quede mucho tiempo, debes venir a despedirte de él.Cuando Emma escuchó eso, miró al cielo y vio la luna llena con tonos rojizos, el día que Endora les anunció había llegado
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