El chofer lo recogió en el aeropuerto.La última vez que lo vio fue el día de su boda con Alice Taylor y de todos modos no se quedó toda la noche, a ella acudió él y su esposa, Noelia Mills.Hacía una tarde maravillo y Robert iba con las ventanillas bajadas, ya estaban entrando al lugar donde vivía su hermano, se respiraba paz, demasiada, además de lujos, de estos lugares a los que entras y ya sabes que los de dentro tienen mucho dinero.El camino estaba rodeado de enormes jardines, todo era muy verde, el olor a pino inundaba su nariz, llenándolo de frescor, se escuchaba el canto de las aves y aquella residencia parecía como de un cuento o algo parecido, demasiado grande, demasiado perfecta.Los perros salieron a recibir el coche y Robert comenzó a tensarse. No era secreto que su hermano no sentía ningún tipo de amor hacia él, pero…lo necesitaba y Robert no se podía dar el lujo de no acudir a él, pues ya no contaba con el apoyo de su padre, había tenido una vida llena de lujos y derro
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