La luz del fondo estaba encendida, podía ver completamente el aspecto de Alice, su desnudez, aquella corbata debajo de sus senos o la reciente mermelada que ahora tenía en ellos.Soltó lentamente las cosas que tenía en sus manos, cerró la puerta y le dio un beso a su novia. Tomó la corbata y la desató de la espalda de ella, manteniéndola debajo de sus senos, pero atándola a su nuca, de lado atrás, levantando de manera exagerada los enormes pechos de Alice Taylor.Tomó el frasco de mermelada y lamió con un dedo lo que tomó del pezón de Alice, procedió a entrar tres dedos en aquel frasco y lo esparció por ambos pechos, no dejando ni un solo espacio sin mermelada y dejando el frasco vacío. Todo lo dejó en ella.Aquel recipiente lo dejó en el suelo, tomó a la mujer entre sus brazo y la llevó hasta la habitación, cerrando la puerta.Cuando la dejó en la cama, Robert encendió la luz de la mesa de noche comenzó a desnudarse con toda la paciencia del mundo, sin dejar de observa a Alice, quien
Sintió un peso sobre la cama y abrió los ojos, lo siguiente en sentir en su cara fue la mano de su hijo estamparse con fuerza en su mejilla y luego la risotada de Ethan como si se burlara de su soñoliento padre, a un lado lo miraba Alice, todavía en pijama, pero Ethan estaba fresco, cambiado, incluso peinado, llevaba unos lindos zapatos y tenía un juego en su mano izquierda, misma que arrojó a la cara de su padre, pero Alice lo detuvo antes de que lo hiriera.Parecía una silenciosa venganza de parte de su hijo.—¿Pretendes hacerme daño?—Le preguntó, tomándolo en sus brazos e incorporándose.—Buenos días, Alice. ¿Llevan rato aquí?—Estaba muy cansado y no los escuchó entrar.—Quiero que lleves a Ethan a dar un paseo, al parque o de compras, lo que se te ocurra. Hace días que no sale, no tiene porqué estar encerrado.—¿No puede ser más tarde?—Parecía que ella quería que salieron de inmediato y él apenas sí estaba abriendo sus ojos a aquel nuevo día. Ellos dos sí que parecían haber llevado
Estaba mentalmente agotada y necesitaba pensar, por eso le pidió a Robert que llevara a Ethan a dar un paseo, necesitaba estar sola, pensar, pensar y seguir pensando sobre su situación actual, se negaba a que todo con Robert se arruinara de ese modo, quería creer en la historia de la cuñada mala, pero habían cosas que le impedían creerle del todo, sin embargo…sabía que podía ser cierto, pero se aferraba a la duda, lo único seguro que Alice tenía en aquel momento.Habían sido cosas muy elaboradas.El labial en su ropa, lo del rasguño parecía más “casual” y Robert no parecía tener idea al inicio de lo que pasaba, mientras se arruinaba toda la noche y aquel recibimiento que Alice le daba.En parte…ese era uno de los puntos que más la hacía arder en ira.¡Arruinaron su noche! Interrumpiendo aquello.Mientras miraba hacia el techo, pensaba en su padre. Nunca se había disculpado con ella por todo lo que hizo, solo entre mentiras e intentando arreglar las cosas a su modo, pero jamás le pidió
—¡Ayuda! ¡Esta mujer está loca!—Bethany corrió hacia los policías en busca de su ayuda.—¡Me ha atacado! ¡Me ha atacado!—entre lágrimas fingidas, señaló a Alice. De todos modos los oficiales iban hacia ella, con esposa en mano.—¡Póngase de pie! ¡Ha violado el arresto domiciliario!—¡Las manos sobre la cabeza!Estaba tan asustada que no escuchaba nada, sus ojos solo iban hacia la casa, quería entrar allí otra vez, pretender que no había pasado nada y que probablemente no volvería a la cárcel. Sus manos temblaban al igual que sus piernas, parecía un animalito asustado.Logró ponerse de pie, pero sus manos no fueron detrás de su cabeza y Alice hizo caso a su primer pensamiento, corriendo en dirección a la casa.Solo llegó al jardín, aquel oficial la derribó, sujetando sus manos de manera brusca mientras las llevaba hacia su espalda, colocándole las esposas y entrándola al coche patrulla.—Tiene que venir con nosotros.—Se le dijo a Bethany Walton.—¡Desde luego! Pretendo poner la denuncia
Estaba sentado en el parque mientras Ethan se movía de un lado a otro, sujetado a la pared de aquel enorme corral para los niños, lleno de juegos y lugares en los cuales esconderse, era una completa diversión para ellos, sus piececitos eran muy veloces y más cuando él le quitó los zapatos y las medias.Lo miraba con orgullo, deseando el momento en que su hijo ya comenzara a caminar, su año estaba cerca, pero aún no lo hacía. Estaba muy atento, observando por si él soltaba sus manos y decidía hacerlo, animado por los demás niños que también ya iban dando sus pasos.¡Cuando deseaba verlo caminar! ¡O hablar!Mientras observaba despreocupado, quiso ver la hora, Alice le había pedido espacio luego de lo que pasó la noche anterior y por eso se habían ido todo el día. Miró en su muñeca, pero no se había puesto su reloj al preparase de forma tan brusca aquella mañana, buscó en su bolsillo el móvil, recordando que lo había dejado en el coche.Quizás llamar a Alice no sería tan mala idea, a ver
—¡Que me sueltes! ¿Quién te crees que eres?—Simon estaba custodiando la puerta, mientras en el interior solo estaba Sofía y Bethany.—¡Hablaré con mi padre! Te vas a arrepentir de esto, Sofía. ¡Tú y tu maridito.—Eso quiero verlo, ¿te presto un móvil o qué? ¿Quieres llamarlo? Siéntate y ya cállate el hocico.—viendo que Bethany no se sentaba, Sofía avanzó hacia ella, pero la pelinegra huía de la rubia.—No soy partidaria de los locos, pero tú especialmente le has dado problemas a mi hermana, sin mencionar que Alice obtuvo un año de prisión gracias a que metiste tus narices donde no debías, en ese momento tuve que apartarme por un problema de intereses, pero ¿adivina qué? Ese pequeño problema ya está resuelto. Llama a tu padre si así lo deseas, pero de aquí no vas a salir hasta que cuentes la verdad.—¿Y cuál se supone que es la verdad? Alice robó a su hijo, violó su arresto domiciliario y ahora, al fin, podré sacarla de la casa de Rori, sin esfuerzo alguno.—se sentía orgullosa y no compr
El miedo y tristeza que Robert había pasado cuando creyó que Alice eligió a su hermana, no se comparaba con el que sentía ahora, él había llegado primero que ella a casa y luego de que todo estuvo listo Mark se marchó.—Ya sabes, Alice. Puede que mañana sea un mejor día. ¿No quieres curar esas heridas?—No te preocupes, ahora Robert me ayudará. Y tranquiliza a Loren. Dile que todo estará bien.—Sí, ahora mismo hablo con ella. Lo más probable es que esté en el aeropuerto, veré si la convenzo de que no tiene que venir.—Gracias por todo.—Una pregunta, ¿has sabido algo de Mary Jane?—No.—Era lo mismo que Alice quería saber, pero no le podía preguntar a Mark cómo le fue en la cita, no se tenían ese tipo de confianza, por tanto ese tema no lo podía tratar con él. Aunque probablemente no les fue tan bien si a día de hoy Mark no sabía nada de Mary Jane.El abogado de marchó, dejándolo a solas, Ethan estaba dormido.Con el pequeño botiquín Robert se acercó cautelosamente a Alice, sentía que
Jeremy Porter y Robert Graham se conocían, ambos estudiaron tres años juntos y antes de que este se casara con Mary Jane todavía eran algo cercanos. Pero muchas cosas cambiaron en esa pareja al contraer matrimonio.—¿Por qué están todos reunidos? ¿Dónde está Andy?—Andy era el hijo de Mary y Jeremy.—Alice, que bueno que ya eres libre.—Mary se iba a parar de la silla, pero Jeremy dejó una mano en su hombro, deteniéndola.—Pequeña.—Su madre se acercó a Alice, dejando un abrazo y un beso en su mejilla, tomó a Ethan y lo abrazó.—Qué hermoso y sano niño tienes. Está muy grande. Mi nieto no me conoce. Andy está en su habitación. Tu padre y Jeremy han llegado hace un par de horas y estábamos charlando con Mary Jane.—¿Sobre qué?—¿No quieres esperar en el jardín con Robert? Estarás cansada, ¿no? Ahora mismo estamos algo ocupados. Robert, cariño, ¿por qué no llevas a Alice al jardín mientras terminamos esta plática?—Vinimos a ver a Mary, esta es su casa, mamá.—Alice había ignorado del todo a