—Marbella, ¿estás hablando en serio? ¿Por qué haces esto? —exclamó Dylan impactado de sus palabras. —Por… —Titubeó, pero recuperó el temple—. Tu hijo merece una madre, o se quedará solo, además, tú me ofreces protección, me ofreces lo que no puedo darle a mi bebé. Dylan lanzó un suspiro, asintió. —¿Lo ves, ahora? Somos dos corazones rotos, estamos predestinados, no por amor, eso me queda claro, supongo que nuestro lazo será la venganza. —¿Venganza? —Sí, sé que, algún día, Brisa volverá, así como su nombre, volverá, no por amor a Clyde, o por mí, volverá por lo único que la mueve, el dinero —Dylan se echó a reír como un loco—. Ella vendrá a buscarte, pero cuando sepa que perdió a su hijo, que ahora tiene una madre, y que no puede tener la fortuna, entonces esa será mi mejor venganza, incluso desde el infierno me burlaré de ella. Marbella no pudo evitar sonreír, su sonrisa fue amarga, aún se sentía tan triste. —¿Qué cosa tan mala hizo ese hombre, tu exesposo, para que aceptaras mi
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