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—Mar, mi esposa me engañó, y luego me abandonó por otro hombre, era más joven, el heredero de mucho dinero, igual que yo, la diferencia fue que a mí me dejó con nuestro hijo, renunció a su custodia. Durante años me pregunté que hice mal, ¿Por qué a ella le fue bien y a mí no? Nunca lo entenderé sobre todo cuando sigo recibiendo golpes. —No lo sé… señor Blyth, créame que no sé como a los malos le resultan las cosas bien, a veces pienso que es un mundo al revés. Dylan sonrió. —Tengo cáncer de estómago, Mar, cáncer terminal, me queda muy poco tiempo de vida. Los ojos de Marbella se abrieron enormes, se volvieron llorosos, sintió un nudo en su estómago. —¿Qué? Yo… lo siento… —exclamó asustada —Lo único que me duele es mi hijo, no tengo familia, solo algunos lejanos que son tan ricos como yo para importarles mi pequeño, y a ti. Pensé en ti, pronto serás madre, sabes lo que es ser traicionada, sabes lo que es que alguien rompa tu corazón, he padecido lo mismo, una vez que ocurre, tu co
—¡Yo no hice nada! ¡Soy inocente! —exclamó Marbella con desesperación. Los policías la llevaron fuera de la alcoba, la mujer casi se echaba sobre el suelo, pues no quería ser llevada, entró en pánico, no podía más. Clyde apareció, liberándose de la mano de la empleada. —¡Mamita, mamita! Dejen a mi mamita, ¡no! —Clyde solo tenía tres años y no entendía nada, pero en su pequeña mente tenía pánico y lloraba sin control. La empleada lo cargó, pero el niño no dejó de patalear y sollozar con miedo. —¡Mira lo que haces, pequeña ladrona! Atemorizas a un pobre bebé. Al escuchar el llanto de Clyde, fue como si Marbella volviera en sí, se calmó y miró al niño. —Tranquilo, cariño, está bien, estaré bien, volveré. —¡Mami! —chilló Clyde cuando la vio salir por la puerta. —¡Ya basta, mocoso! Deja de llorar —exclamó Kate al escuchar sus berridos, pero solo provocó que el niño llorara con más fuerza, los empleados miraron a la mujer con gran repruebo, seguro que muchos de ellos hubiesen querid
El empleado estaba temeroso, sus ojos temblaban al mirar a su jefe, sabía quién era, uno de los más ricos y poderosos, no solo de Nottingham, sino de Inglaterra. —Por favor, señor, ¡tenga piedad! Dylan arrastró al hombre hasta una habitación en la finca de empleados. Se sentó frente a él. —¡Habla, ahora! —espetó con rabia, Dylan podía ser tan amable o feroz como quisiera, y por su gesto, el empleado intuyó que estaba rabioso como un león hambriento. —Yo… no quería, lo juro. —¿Y quién te obligó a poner las joyas de mi madre difunta en la alcoba de la pobre Mar? ¿O lo negarás? El empleado negó. —¿Cómo las tomaste? —Me las entregaron, señor. Dylan hizo de sus manos un puño rabioso, lo miró con ojos profundos, pensando en todo lo que le podría hacer a ese hombre por ser un traidor. «¡Traidor, traidor! Todos son como unas ratas hambrientas, dispuestas a devorarme, cuando muera, ellos comerán de mis restos, dejarán a mi hijo sin nada», pensó atemorizado. —Dime de una m*****a vez,
Salieron de la celda, Marbella no podía pensar, su mente era confusa, era como si su vida pasara fuera de ella, y solo la viera desde lejos. Estaba en un trance casi hipnótico, caminando como autómata, hasta el momento en que unos chillidos, que más parecían berridos, la hicieron volver en sí. —¡No he hecho nada, soy inocente! —gritó Kate desesperada Cuando su mirada se cruzó con la de Dylan Blyth la mujer se arrojó a sus pies, desesperada. —¡No hice nada, señor, sálveme! Dylan tomó su barbilla con fuerza, pellizcándola. —¿No has inculpado a una mujer inocente, sin importarte que incluso está embarazada? La mujer abrió ojos horrorizados. —Señora Katherine, es culpable del delito de robo, falso testimonio y amenazas, será condenada mañana por un juez —dijo el comandante. Los ojos de la mujer se abrieron enormes, estaba sollozando, Dylan la soltó, la mujer fue tomada de las muñecas por la policía, siendo llevada a la celda. La mujer gritó, pero cuando sus ojos se cruzaron con M
Marbella salió su habitación, estaba dominada de un instinto de rabia, una venganza en su corazón. «¿Así que tendrás un hijo con esa mujer? Por lo visto nunca me amaste, todos tus besos, tus te amo, tus caricias, fue solo falsedad, entonces, espero que vivas un infierno, como el que yo vivo ahora por ti, Lugh, al menos yo tendré el consuelo de mi hijo, uno que tú perderás», pensó con sus manos en un puño de rabia. GreenBlue. Cuando Lugh llegó a casa estaba enfurecido, al llegar encontró a Cordelia y a Bryce en el salón. —¿Así es como olvidaste tan pronto a Marbella entre las piernas de una mujerzuela? —exclamó Bryce con rabia Por poco Lugh se lanzó contra el hombre, pero Cordelia lo impidió, se puso entre ellos, evitando que eso pasara a mayores. —Por favor, Lugh, entiende, estamos tan frustrados, echaste a Marbella, no sabemos si está viva o muerta, ahora esa mujer espera un hijo tuyo de nuevo, es algo caótico. Lugh estaba lleno de rabia, sus manos eran un puño, frunció la boca
—Marbella, ¿estás hablando en serio? ¿Por qué haces esto? —exclamó Dylan impactado de sus palabras. —Por… —Titubeó, pero recuperó el temple—. Tu hijo merece una madre, o se quedará solo, además, tú me ofreces protección, me ofreces lo que no puedo darle a mi bebé. Dylan lanzó un suspiro, asintió. —¿Lo ves, ahora? Somos dos corazones rotos, estamos predestinados, no por amor, eso me queda claro, supongo que nuestro lazo será la venganza. —¿Venganza? —Sí, sé que, algún día, Brisa volverá, así como su nombre, volverá, no por amor a Clyde, o por mí, volverá por lo único que la mueve, el dinero —Dylan se echó a reír como un loco—. Ella vendrá a buscarte, pero cuando sepa que perdió a su hijo, que ahora tiene una madre, y que no puede tener la fortuna, entonces esa será mi mejor venganza, incluso desde el infierno me burlaré de ella. Marbella no pudo evitar sonreír, su sonrisa fue amarga, aún se sentía tan triste. —¿Qué cosa tan mala hizo ese hombre, tu exesposo, para que aceptaras mi
Cuando el juez los declaró marido y mujer, Cornelius besó a Pina, la familia aplaudió, pero había un gesto en ellos de reproche, nadie compartía la felicidad, pues estaban seguros de que Pina y Vanessa eran mujeres interesadas, sin escrúpulos, ni buenos sentimientos. Lugh no dijo nada, se limitó a dar un abrazo a su padre, una vez que la fiesta avanzó, él se retiró del jardín, iba camino a su alcoba, cuando la abuela lo detuvo, estaba al lado de Bryce. —A partir del lunes, Bryce formará parte de la empresa Ackerman, no me importa como lo hagas, quiero para Bryce un puesto de ejecutivo en la empresa. Lugh se quedó perplejo por las palabras de su abuela. —Pero, Bryce no sabe nada del negocio, no fue a la escuela, tampoco tiene experiencia. —No te pregunté eso, él aprenderá, Lugh, pero tendrá un puesto, en unos años se casará con Cory, así que será parte de nuestra familia —sentenció la anciana. Delia se alejó, Lugh miró con recelo a Bryce. —¿Pretendes obtener tu fortuna del amor d
Marbella se puso de rodillas frente a él, intentó levantarlo. Dylan recuperó el conocimiento, intentó levantarse, pero flaqueó, volvió a caer al suelo. —¡Llamaré a una ambulancia! Llamaré a la enfermera. —¡No! —gritó él, desesperado—. No me dejes solo, por favor, no me dejes solo. Él recostó su cabeza en su regazo, ella acarició sus cabellos, estaba mal, frío como la nieve, pálido. —Estás mal, necesitas ayuda, Dylan. —Ya no… estoy cansado, Mar, esto es todo, ahora sé que cuidarás a mi hijo, estoy… en paz. Siento el final, sé que es el momento de irme. —¿Qué dices? No, espera, cálmate, llamaré al médico. Él la detuvo. —Por favor, Mar, no quiero estar solo, no me dejes solo. Cuida a mi hijo, Mar, ¿lo amarás como si fuese tuyo? —Lo amaré como a mi hijo, lo amaré hasta dar la vida por él, lo juro. Dylan sonrió, miró al cielo que estaba gris, nublado. —Gracias, no creo en Dios, pero, lo que sea que rige nuestra vida, sé que no fue coincidencia conocerte, es el destino, hay un la