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Las manos de August temblaban, pero el rencor latiendo en su corazón lo tenían preso. Sentía la adrenalina y el temor. Estaba a punto de desconectar el respirador, la puerta se abrió y sus ojos se encontraron fijamente con los de su padre. —¡¿Qué haces, August?! August ya no podía quitar las manos de donde las tenían, tuvo pavor. —Padre, yo… —¡Suelta ese cable, ahora mismo! ¿Qué crees que haces? Los ojos de Kate estaban abiertos, pero un instante después se cerraron de nuevo. August se alejó, tal como su padre lo ordenó. Luego sintió como la mano de Lugh lo llevó fuera de ahí, le miraba severo, horrorizado. —¡¿Qué es lo que haces, August?! —dijo poniéndolo en un rincón del pasillo. —¡Padre, entiéndelo! Si esa mujer vive, solo nos querrá dañar, Kate debe morir. Los ojos de Lugh se volvieron enormes. —¡Cállate, por favor! ¡Tú no eres como ellos! —exclamó severo —¿Qué pasa? ¿Acaso no fue lo que hiciste con Bryce, ¡tú lo mataste! Lugh dio un paso atrás, recordar eso fue como
—¡Tú lo mataste, Marbella! ¡Eres cruel! ¡Eres mala! Mataste al hombre que más te amo en esta vida. Marbella retrocedió, sintió un nudo en la garganta, negó. —No, yo no lo maté, Bryce se mató a sí mismo por su locura, y yo jamás pedí su amor, fue èl quien se obsesionó, cuando yo no le di ninguna esperanza, tu padre era un enfermo mental. La mujer se retorció de rabia en la cama, y el monitor de latido se aceleró. —Yo hubiese matado porque mi padre me amara un poco, mira lo que has hecho, Marbella, espero que estés satisfecha. Marbella esbozó solo una delicada sonrisa, que Kate detestó. —Estoy satisfecha, Bryce ya no podrá hacer más daño, ni siquiera a ti, ¿Acaso olvidas que por èl estás aquí? ÉL te hirió, no le importó que fueras su propia hija, ¿Cómo puedes tener compasión por èl, Kate? —¡Cállate! Esto no fue… —¿Negarás que casi te mata? No conoces el amor, Kate, tú me das lástima, porque nadie nunca te amo, para que supieras que no es amor lo que sientes por tu padre, ni lo qu
Kate observó la mansión Ackerman, por la puerta trasera, mucha gente entraba y salía, eran meseros, ella caminó despacio, pero un guardia la increpó. —¿Quién eres? —Lo siento, pidieron una enfermera, alguien de la familia se ha puesto mal, debo revisar la presión arterial, déjame ir, ¿o quieres que haya un enfermo? El guardia se quedó pensativo, pero luego aceptó. La dejó pasar. Niall sonrió, vio como Paula y Eric se tomaron de la mano, y se unieron a la familia. Niall tomó la mano de Cory, mientras el animador del evento decía que la pareja iba a bailar. Bailaron y tras ellos se unieron otras parejas. —Así que actuaste bien, ¿Ves por qué te amo tanto? —exclamó Cory acariciando su rostro. Èl frunció el ceño confuso. —¿Y por qué? —preguntó —Porque eres el mejor hombre del mundo, uno de los que ya no existen, siempre sabes hacer lo correcto, siempre das lo mejor de ti, no te merezco, Niall, pero cada día a tu lado quiero luchar por merecer un poco de tu amor. Èl sonrió. —Ning
Celestia corrió hacia Clyde, lo abrazó, y acunó su rostro. —¿Está bien? —Lo estoy, ¿y tú, mi amor? Celestia lanzó un suave quejido. —Estoy bien, pero me ha dolido el vientre. —Lo siento, mi amor, vamos a casa, tienes que descansar —dijo Clyde. Sus padres se acercaron. —¡Dios mío, hijo! ¿Estás bien? —exclamó Lugh Clyde asintió. —Padre, casi te mata esa loca. Lugh negó. Acarició el rostro de su hijo y luego el de su hija. —Vayan a descansar, me encargaré de refundir a Kate a donde pertenece. Los chicos asintieron. Clyde llevó a su esposa lentamente. La mayoría de los invitados huyeron de la fiesta ante el pánico. Niall abrazó a Cory y a Paula. Lugh y Niall volvieron a la comisaria, les indicaron que Kate mañana iría ante el juez. Llamaron a su abogado, necesitaban asegurarse de que ella no volvería a escapar de la justicia. Al día siguiente. Kate fue presentada ante el juez, aunque su abogado pidió que permaneciera en libertad hasta el juicio, el juez impuso una fianza
Meses después. Magnolia estaba recostada en la cama, Denzel estaba recostado a su lado, su mano estaba en su vientre, le hablaba con voz dulce a su bebé. Noli solo sonreía observando lo tierno que era. —Entonces, pequeño Iván, ¿serás bien portado como tu mamita? Magnolia sonrió. —Y que sea muy guapo como su papá. Él besó sus labios. —¿Sì? ¿Te parezco guapo? ¿Y cuándo viejito y gordito, también? Ella rio. —Siempre serás guapo. —Te amo, Noli, perdóname si no lo supe antes… Ella siseó, colocó su mano en sus labios para que callara. —No digas nada del pasado, está curado en mi corazón, ahora solo sé que soy la mujer más feliz. Si tendremos a nuestro hijo, será mi historia feliz. Él besó sus labios con dulzura, otra vez. *** Clyde caminaba de un lado a otro por la habitación, se acercaba y tomaba la mano de Celestia, escuchándola chillar de dolor, y por fin estaba dando a luz a su primer hijo. Pero, èl estaba tan nervioso. Celestia pujaba y sollozaba, luchaba con todas s
Marbella escuchó que cerraron de un fuerte azote la puerta de su habitación, se levantó enseguida, asustada. Vio a esa imponente figura masculina, con ojos feroces acercarse a ella, titubeó al no entender porque su esposo estaba tan molesto. Él la tomó de los brazos, la miraba con furia en sus ojos azul porcelana. —¡¿Cómo has podido ser una mujer tan cruel, Marbella?! —exclamó su marido. Ella no entendía de lo que él hablaba, estaba conmocionada. —Pero… ¿Qué fue lo que hice? —preguntó con ojos asustados, nunca lo vio tan furioso, aunque algunas veces tuvieron desavenencias, esto parecía punto y aparte. Él sujetó la barbilla, su gesto era inclemente. —¿Fingirás demencia? Creí que eras una mujer diferente, veo que me equivoqué, te puse en un pedestal, creyendo que eras la Marbella con quien crecí, mírate ahora, has caído a lo más bajo. Él la soltó, sus palabras causaron un dolor en la mujer, sus ojos se volvieron llorosos. Lugh Ackerman era su esposo desde hace tres meses, el
Marbella lloraba, su corazón estaba roto, se levantó determinada, quería defenderse de tal injuria, no permitiría que la acusaran de algo tan injusto. La mujer limpió sus lágrimas, tomó su cartera, y abrigo, salió apresurada. Bajó la escalera de la casa, y llegó hasta el jardín donde estaba Bryce esperando. Él la miró atónito, Bryce se acercó. —Vi salir a Lugh como alma que lleva el diablo, ¿ocurrió algo malo? Marbella mirò sus ojos, él pudo ver lo enrojecidos que estaban supo que había llorado, tomó su mano. —¿Qué pasa? ¿Te hizo algo malo? Dímelo, y juro que, aunque me eche, lo acabaré. Sus palabras alertaron a Marbella, ella negó con rapidez. —Por favor, no te entrometas —espetó con indiferencia. Esas palabras dolieron en Bryce, él siempre amó a Marbella, pero estaba claro que eran de diferentes clases sociales, y que alguien como ella, era lejana para él, aunque en la infancia se hubiesen criado como amigos. Bryce era el chofer de Lugh, pero se conocían desde niños, cuando
La desesperación invadía a Marbella, Bryce quiso consolarla, intentó abrazarla, pero ella lo rechazó. —Espera… —intentó entrar, pero él la detuvo. —¡No le ruegues más! No sé porque actúa así, pero sé algo, ¡es el rey de los imbéciles! Ella asintió. —Me acusa de haber provocado el aborto de Vanessa, dice que un mesero dijo que le pedí que pusiera algo malo en su bebida, ¡yo no lo hice! Bryce acunó su rostro. —¡Claro que no! Yo te creo, te conozco, Marbella, esa es la diferencia entre Lugh y yo, él te conoce, pero no cree en ti, ¡él no te ama! ¿No lo puedes ver? —¡No lo entiendes! Debo demostrar mi inocencia, entonces, él me creerá. Marbella se alejó de él, fue a la habitación, la puerta estaba entreabierta, podría escuchar las voces adentro. Al asomarse, Lugh estaba sentado a un lado de la camilla, frente a Vanessa, dándole la espalda a la puerta, no podía verla. —Lo siento tanto, ¡Has sufrido mucho, Vanessa! Defendí a alguien malo, y te dañe a ti. —Lugh, promete que tendrem