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Curiosa, me acerqué a la pared para escuchar la conversación
Curiosa, me acerqué a la pared para escuchar la conversación que se desarrollaba del otro lado. Diana: "¡Esto es un absurdo, Dante! ¿Cómo tuviste el valor de invitar a Catarina a ir a Roma
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Estaba cerca de uno de los autos
Estaba cerca de uno de los autos, observando al conductor organizar mis cosas mientras esperaba la llegada de Don Salvatore. El sol de Valentia iluminaba el día, pero la tensión en el aire contrastaba con la belleza del paisaje. Finalmente, Don Salvatore apareció, siendo apoyado por Dante y Massimo para llegar al auto. Su cálida sonrisa se dirigió hacia mí, y expresó su ansiedad por el día. 
¿Qué recomiendas, Catarina?
Estacionamos el auto en el Ospedale Sant'Andrea, y en cuanto puse los pies en el estacionamiento, vi a Don Salvatore apoyado en Dante y Massimo. La preocupación estampada en sus rostros contrastaba con la confianza que intentaba transmitir. Leer más
La habitación estaba sumida en un denso silencio
La habitación estaba sumida en un denso silencio, solo interrumpido por el suave zumbido de los aparatos médicos que monitoreaban cada latido de Don Salvatore. Sentada frente a su imponente figura, la gravedad de la situación pesaba sobre mí. Don Salvatore, a pesar de su fragilidad, emanaba una firmeza que desafiaba su condición de salud. 
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La habitación se sumía en la penumbra, las sombras danzaban
La habitación se sumía en la penumbra, las sombras danzaban en las paredes a medida que el día dejaba paso a la noche. Mi mente estaba inmersa en un mar de pensamientos tumultuosos, las opciones ante mí parecían laberínticas y desconcertantes. El dilema entre Adam y Don Salvatore persistía, ambos caminos trazando un destino incierto.  
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El nudo en mi garganta se apretó,
El nudo en mi garganta se apretó, y el sentimiento de horror fue repentinamente reemplazado por una ira que burbujeaba dentro de mí. La audacia de Dante superaba todos los límites, y una determinación incandescente ardía en mi mirada. No permitiría que este acto atroz me intimidara. 
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Mi corazón aún latía frenéticamente
Mi corazón aún latía frenéticamente mientras me alejaba del despacho de Dante. La conversación con él arrojó una luz sombría sobre la naturaleza de la situación, y luchaba por reconciliar mis emociones. La mansión parecía silenciosa y claustrofóbica, cada pasillo resonaba con la tensión que se acumulaba entre las paredes. 
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Necesito hablar con Dante. ¿Dónde está?
La mansión de la familia Mancuso estaba envuelta en un silencio nocturno cuando me encontraba inmersa en el estudio minucioso del caso de Don Salvatore. La complejidad de su condición exigía mi atención total, y me dedicaba a comprender cada detalle antes de la cirugía que se aproximaba. Sin embargo, ese enfoque preciso fue interrumpido por gemidos provenientes del cuarto contiguo. 
¿Decidieron algo?
Caminé por el pasillo en dirección a la oficina, con mis pensamientos inmersos en los desafíos que se presentaban. Sabía que no sería fácil, pero mi determinación era inquebrantable. Dante y sus hermanos necesitaban entender que la seguridad de Don Salvatore no era negociable. 
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Mientras ajustaba las maletas, sentí la presencia de
Mientras ajustaba las maletas, sentí la presencia de Federica, que observaba con una mirada cariñosa. Sus comentarios afectuosos indicaban que aún veía en mí a la joven que alguna vez formó parte del día a día de esa casa.