Salomé estaba en su cuarto, con el estómago medio vacío, recostada en la cama sin poder quedarse dormida, y lo único que podía hacer era pensar, y pensar, y pensar… Lo primero que se le vino a la mente, fue que ese día era viernes y no había salido con sus amigas a ese club al que siempre iban las tres. Repasó lo que había hecho en todo el día y se encontró con que lo había desperdiciado casi por completo, salvando el momento mágico que vivió junto a Jimmy. En la mañana, cuando tuvo que quedarse dentro de su auto, completamente desnuda y enfurecida, después la tarde, que la pasó sentada en el jardín viendo como instalaban la puerta y el sistema de seguridad para fastidiar a su esposo, y ahora, en la noche, estaba acostada en su cama con una media cena horrible en el estómago, sin haber siquiera almorzado. Antes su vida era muy rutinaria, desde que murieron sus padres, decidió que disfrutaría de cada momento, pero su tía siempre quería tener el control sobre ella y no la dejaba trabaj
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