La pulga rabiosa, es decir, Salomé, se alejó de la mansión tan rápido como pudo. Su plan de salir a trotar se había convertido en uno de correr una maratón, huyendo de Jimmy que tal vez la mataría por lo que le hizo, pero cuando se encontró a más de cinco cuadras de la casa y miró hacia atrás, percatándose de que él no la seguía, se tranquilizó y descansó con las palmas sobre las rodillas, antes de seguir su camino, dando pasos lentos mientras recuperaba fuerzas, pero se arrepintió de inmediato cuando vio… Un chico apuesto, de aspecto conocido, caminaba hacia ella con una sonrisa en el rostro, mientras ella, como si tuviera miopía, trataba de distinguirlo desde lejos, hasta que estuvo lo suficientemente cerca y pudo reconocerlo, pero ya no había tiempo para huir y si lo hacía, él pensaría que estaba loca, uniéndose al club de Jimmy para tal vez terminar internándola en un psiquiátrico como el niño bonito quería. —Hola, bella —la saludó estampándole un beso en la mejilla, haciendo que
Leer más