Las emociones rondaron por todos lados, cada una de ellas más fuerte que la anterior, como una neblina que no se disipó como creyeron. Valentina tenía trabajo que hacer, pero ver a Adrián desde su sitio, aún con esos cambios de temperamento a cada momento, con el ceño fruncido y facciones tensas, le sumó atractivo. Se sintió como una tonta de verlo casi todo el tiempo, pero no era la única, pues la única forma en que Adrián podía calmarse de dicho estrés, por errores que otros cometían, era ver al lugar donde la rubia se movía muy confiada en lo que hacía. Concentrada y avanzando rápidamente. Eran como dos piezas hechas para encajar perfectamente con la otra, negarse a lo que sentían era imposible de hacer. Siempre estaban los ojos de uno sobre el otro, no podían evitarlo. La comida llegó y aún cuando no era de comer en ese sitio, Adrián se sentó para observar a Valentina comer los nuggets de pollo que parecía disfrutar como nada en el mundo. __ Como jefe me caes mejor. - le dij
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