Ana miró a David durante un largo rato, hasta que las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Entonces, con un movimiento brusco, se giró. Al hacerlo, se convirtió de nuevo en la señora Lewis. Entró en el opulento vestíbulo, caminó hacia el ascensor, sin mirar atrás, temiendo que si lo hacía, se arrepentiría...La sala de banquetes, con capacidad para cien mesas, estaba llena de notables de la alta sociedad. Era una fiesta sin novio, pero el abuelo y los padres de Pablo hicieron una excepción y asistieron, lo que representaba un gran honor para Camila. Aunque no estaba satisfecha, Camila se esforzaba por sonreír y recibir a los distinguidos invitados.En ese momento, las puertas del salón se abrieron y el sonido de unos tacones altos resonó. Todos miraron hacia la entrada. Ana, vestida con el famoso pequeño vestido negro de Chanel y tacones altos, avanzó paso a paso hacia la mesa principal donde se encontraba el señor Morales. Los camareros intentaron detenerla, pero ella los ap
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