En un principio. —Elijah, amor mío, hazme tu luna y entre los dos tendremos el mundo a nuestros pies —, susurró seductoramente Thalía, la princesa de los brujos, al alfa supremo de los lobos, envolviéndolo en un hechizo de palabras, mientras sus ojos brillaban con el deseo de poder y conquista.Elijah, quien había experimentado la traición de aquellos que solo buscaban aprovecharse de su posición como rey, creyó en un principio que Thalía era diferente. Pensaba que finalmente había encontrado a una mujer que lo entendía, a una amante perfecta. Sin embargo, pronto descubrió que ella solo pretendía tomar el trono de los lobos a su lado.—¿Qué te has creído? —, le contestó Elijah ocultando su desilusión. —Yo jamás dejaría que una bruja sea mi luna.—Soy una princesa, y al unirte a mí, tu poder crecerá —, argumentó Thalía con voz melosa. Enfurecido y sintiéndose utilizado, Elijah respondió con desprecio: —Si algún día decidiera ligarme a otra especie, no sería a los sucios y despreciabl
Leer más