Vicenzo. Un hombre como yo, rico, acostumbrado a siempre mantener sirvientes a mi servicio, ser quisquilloso y presuntuoso con alguna cosa que no me guste, y mantener a las mujeres a mi merced, rogándome que tan siquiera les de una mirada, ¿Estoy limpiando un apartamento como una maldita mucama justo ahora?. Mirando el entorno, me siento orgulloso del gran logro que he conseguido porque todo ha quedado reluciente. No sabía que podía limpiar tan bien, pero, esto es un golpe muy bajo a mi orgullo. Nunca pensé llegar a ser tan humilde como justo ahora. No tenía mucho que hacer, así que decidí limpiar. El lugar no es muy grande. Solo tiene una cocina, una pequeña sala donde está el comedor y un juego de sofás, una habitación y dos baños. Esta es la guarida de mi pequeña ojos grandes. Entro a la habitación observando minuciosamente cada detalle del pequeño espacio de Karina. Una cama con sábanas rosas y blancas, una fotografía enmarcada sobre la encimera donde está con un tipo, no sé s
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