Dereck corrió a toda velocidad por el bosque buscando la procedencia de los gritos, pero cuando consiguió llegar al lugar, solo pudo hallar una fogata recientemente apagada y latas de cervezas vacías, ahí no había nadie.Sin embargo, pudo percibir claramente el aroma de sus compañeros de equipo e incluso fue capaz de oler el miedo que habían dejado sus cuerpos, como una huella latente de lo que había ocurrido en aquel lugar.La preocupación lo invadió, el aullido que había escuchado y ahora sus amigos desaparecidos no eran, en lo absoluto, una buena señal.Recorrió el bosque abarcando una buena área, mas, no logró encontrar nada, hasta que, en uno de los árboles olfateó un rastro fresco de sangre.—¡Maldición! —renegó. Si Damien se había atrevido a hacerle daño a sus amigos, él se iba a encargar de destrozarlo, no le importaba si era verdad o no lo de ser el Mate de Mía; de hecho, esas afirmaciones eran uno de los motivos por los que estaba dispuesto a olvidarse de sus promesas. Esto
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