Los dos lobos se escucharon entre sí y no pudieron evitar voltear a verse. Dereck gruñó por lo bajo y escuchó que Damien también había gruñido. A ninguno de los dos les agradó lo que escucharon, sin embargo, se miraron con recelo ante las mismas palabras que habían pronunciado.A pesar de eso, lo que decía la madre de Mía era suficiente para hacerlos poner su atención nuevamente en la conversación que se desarrollaba debajo, ya que ellos presenciaban todo desde arriba.—¿Crees que puedes hacer lo que te da la gana? No creas que no te vi agarrada de la mano de ese… ese vago —atacó la madre.Dereck se echó a reír sin disimulo y lo miró. Damien rodó los ojos e ignoró las burlas del Alfa.—Soy mayor de edad, puedo decidir por mí misma con quien estar —respondió Mía desafiando a su madre.—Eso es lo que tú crees —amenazó la señora—. Yo puedo hacer que te saquen de aquí si me da la gana.—Pues sácame, enciérrame si lo deseas, pero mi respuesta seguirá siendo no.Su madre levantó la mano par
A pesar de lo que Mía les había asegurado, ninguno de los dos pudo quedarse tranquilo con la noticia del supuesto compromiso que su madre le había arreglado. Cada uno por separado empezó a pensar en una manera de deshacerse del estorbo que representaría otro hombre compitiendo por el amor de Mía, el único problema es que tanto Dereck como Damien tenían formas muy distintas de pensar en una solución.Al final la chica se había ido con Damien, cosa que caló profundo en el corazón de Dereck. Él se negaba a creer el gran absurdo que significaba que Damien dijera la verdad sobre que ella fuese su Mate, sin embargo, no podía hallar otra explicación lógica para explicar el gran acercamiento que Mía tenía con él.Si ese hecho no fuese verdad, no habría forma humana o sobrenatural posible de que ella estuviera enamorada de otro que no fuese Dereck.Sin embargo, sin tener la certeza ni una respuesta a sus preguntas, podía seguir especulando que todo eso no era sino la forma de Mía de vengarse d
—Vas a hacerle una zanja al piso si sigues caminando de aquí para allá como una loca —le dijo Cassandra a Mía. Se encontraban en su habitación y habían pasado al menos dos días desde que su madre apareció en el campus exigiéndole que regresara a casa.Desde entonces la mujer no había regresado y Mía temía que su aparente silencio estuviera enmascarando algo muy oscuro detrás.—Lo siento, es que no puedo dejar de pensar en lo que está haciendo mi madre, tal vez creo que es hora de llamar a mi papá. —La castaña llevaba el celular en la mano y veía el contacto de su padre con insistencia, pero sin atreverse a llamarlo.—No entiendo, ¿por qué quiere que te cases con ese tal Nicholas?Mía tomó asiento en la silla frente al escritorio y se deslizó hasta donde estaba su amiga.—Mi madre es una persona muy conservadora, ella cree que estar aquí me ha hecho convertirme en… bueno, a falta de otra palabra, en una ramera.—¿Qué? Pero si eres más puritana que el pan —bromeó.—Sabes que eso no es v
Dereck se aferraba a la mano de Mía como si ella fuese una delicada flor que se deslizaría entre sus dedos con cualquier pequeño viento fuerte. Mientras salían del campus de esa manera, percibió su nerviosismo, aunque a él no le importaba lo que iban a pensar los demás, intentó no hacerla sentir incómoda.No obstante, lo que realmente le preocupaba era toparse con alguno de los nuevos lobos que rondaban el campus. Tenía dos días evitándolos, incluso faltó a la practica de fútbol a expensas del regaño del entrenador. No sabía qué estaba planeando Damien con exactitud, pero de lo que sí estaba seguro, era que tenía que alejarlo de Mía a como diera lugar.Llegaron hasta su moto, Dereck le puso el casco con delicadeza y la hizo subir detrás de él.—Agárrate fuerte —le dijo. Mía se sonrojó y pasó sus brazos por la cintura del chico con timidez, pero él hizo que ella lo abrazara con seguridad, rodeando todo su cuerpo—. Es mejor así, o podrías caerte.Dereck guio la moto por las calles, sint
Damien no tenía idea de lo difícil que era liderar a tres lupicrías que acababan de descubrir que el mundo no era tan simple como pensaban.Ewan era el más dócil de todos, y seguía sin chistar las órdenes del lobo, sin embargo, Pablo, Anton y Gale eran otra historia. Los tres estaban comenzando a darle problemas que le causaban fuertes dolores de cabeza; en especial Pablo, quien, según sus propias palabras; no nació para seguir a nadie.Damien sabía que el recién convertido lobo podía darle serios problemas, en especial si se rehusaba a seguirlo.Aun así, los cuatro parecían emocionados en general por el nuevo futuro que se abrió ante ellos. Hacer de profesor de hombres lobo y explicarles lo básico de cómo funcionaba el mundo, las manadas, las jerarquías y los poderes que ahora poseían fue más divertido de lo que imaginó; sobre todo cuando surgieron las preguntas sobre sí eran verdad ciertos mitos que los humanos habían extendido a lo largo de los años.—Entonces, lo de la plata ¿no e
Mía intentaba ignorar las voces que cuchicheaban a su alrededor sobre lo ocurrido hacía poco en el campus, pero los estudiantes no eran ni un poco disimulados, no les importaba señalarla o incluso mirarla directamente mientras comentaban sobre ella y los otros dos chicos. Incluso una chica que chismoseaba cerca se atrevió a hacer un comentario ofensivo sin importarle que Mía estuviese a dos asientos de distancia.—¿La viste? No sé por qué la persiguen, debe ser una regalada, a los chicos les gustan las fáciles porque se abren de piernas sin ningún esfuerzo —comentó con sus amigas, quienes soltaron una gran carcajada.Mía podía ser muy pasiva y callada, pero todo el mundo tiene un límite y ese día estaba a punto de cruzarlo.—Además es una roba novios, le quitó el novio a Ginger y la pobre todavía está embarazada de Dereck —dijo otra de ellas.La castaña explotó. Se puso de pie y golpeó con fuerza la libreta contra el mesón, provocando que las miradas disimuladas ahora fuesen completam
Mía empujó con fuerza a Damien, sus mejillas ardían por la vergüenza y ni siquiera se atrevió a mirar a la persona que había entrado. Solo cuando escuchó que el hombre carraspeaba su garganta fue capaz de levantar la cabeza; se trataba del conserje, que había ido a buscar algunos implementos para limpiar.—Este no es lugar para… citas románticas —comentó aguantándose la risa.—Disculpe señor, no volverá a suceder.—¡Ja! —bufó—, te sorprendería saber cuántas veces al día encuentro parejas aquí escondidas, y en situaciones mucho más… comprometedoras.Mía bajó la cabeza y salió del lugar sin siquiera decir una sola palabra, aceleró el paso, casi corriendo por el pasillo, mientras que Damien la seguía de cerca.—Mía, espera —le pidió sujetándola de la mano, pero ella se zafó.—Basta Damien, esto no debió pasar.—¿Qué cosa? No pasó absolutamente nada —reconoció con amargura.—Exacto, qué bueno que lo admites —le dijo dando media vuelta, pero él no estaba dispuesto a dejarla ir así de fácil
Esa noche de luna llena sería el momento perfecto para ejecutar el plan meticulosamente elaborado por Damien. La pelea previa con Mía no había sido simplemente una casualidad; el chico de cabello platinado había preferido mantenerla alejada del bosque, especialmente de la animada fiesta de la fogata. Con cuatro hombres lobos a punto de experimentar el poder de la luna por primera vez, la prudencia dictaba mantenerla a salvo, lejos del potencial peligro.La oscura malevolencia brillaba en los ojos de Damien mientras observaba la reunión desde las sombras. En su mente, esta era la oportunidad perfecta para eliminar a Dereck de una vez por todas. Si lograba apartarlo del camino, podría reclamar no solo el poder que anhelaba, sino también a Mía, siendo ella toda suya sin tener que compartir su amor con nadie más.Damien conocía lo complicado de la situación, y aunque no podía estar seguro, confiaba en que Dereck no se atrevería a llevar a Mía a ese evento. El bosque, que generalmente yací