Mía atravesó todo el campus siguiendo a los estudiantes que iban a la fiesta de la fogata, impulsada por una fuerza externa, la cual no podía explicar. Simplemente sintió que debía hacerlo y así lo hizo.A medida que se acercaba a donde se encontraban todos, una sensación extraña se asentaba en su estómago, provocándole un malestar que realmente la incomodaba. Lo que experimentaba podía describirse como ese sexto sentido, ese mal presentimiento que te dice que algo va a salir terriblemente mal.Mía alcanzó a ver a sus amigos bastante cerca de la fogata, pero ninguno de ellos se percató de su presencia, ella no quería que la notasen, ni siquiera sabía con exactitud el por qué estaba ahí.De pronto volteó hacia la línea oscura de árboles en la distancia, el lugar no se veía nada atractivo para entrar, y, de hecho, ningún estudiante se acercaba allí. Ellos preferían estar en la seguridad de la luz, al lado del fuego.Sin embargo; a pesar de todas las advertencias que sus propios instinto
Dereck parecía una fiera enjaulada, caminando de un lado a otro como si al hacerlo pudiese conseguir un resultado diferente. El cuerpo de Mía había dejado de temblar, pero seguía inconsciente. En ese momento solo rogaba al cielo que la mordida no hubiese surtido efecto, sin embargo, sabía que solo era una especie de negación a la realidad, pues no podía ignorar que su piel se había curado y que ella estaba adquiriendo las características de una mujer loba convertida.Mientras tanto, observaba a Damien afuera de la cabaña, parecía aguardar con el mismo nivel de desesperación que él, pero no iba a admitir que reconocía la angustia del chico platinado; jamás. De hecho, lo odiaba ahora más que nunca, porque nadie le sacaría de la cabeza que Damien había sido el culpable de todo eso.Estaba tan furioso que ni siquiera supo cómo fue capaz de controlarse, cómo pudo obligar a todos esos lobos a mantenerse a raya sin matarlos por haber lastimado a Mía. Ahora mismo los mantenía encerrados en es
El bosque parecía una mancha borrosa a su alrededor. Mía corría sin un rumbo fijo sintiéndose confundida, pero a la vez, llena de poder. La nueva fuerza que poseía, la velocidad y los sentidos agudizados la agobiaban. Todo lo que creía saber de pronto se ha desmoronado en un abrir y cerrar de ojos. En cuestión de una sola noche y una mordida, descubrió que el mundo es más aterrador de lo que alguna vez imaginó.Se detuvo cuando alcanzó la frontera con la autopista por donde transitaban los autos. Todavía era muy temprano, así que el lugar estaba concurrido. Los sonidos de los motores y las bocinas rechinando taladraban sus oídos provocándole un dolor insoportable. Desesperada, salió corriendo en la dirección opuesta, deseando apartarse del bullicio y los aromas que desprendían los humanos, la boca le salivaba sintiendo un frenesí casi imparable por cazar.Mía no entendía lo que sucedía, simplemente era algo que necesitaba. Corrió por el bosque hasta que se detuvo al percibir el fuerte
A medida que los días avanzaban, Mía se encontraba atrapada en un dilema de emociones contradictorias. La revelación de su propia transformación en una mujer loba la había sumido en un estado de confusión y asombro, pero descubrir que los dos chicos de los que se había enamorado también compartían ese secreto había agregado un nivel inesperado de complejidad a su situación.Evitarlos se convirtió en su estrategia de supervivencia emocional. Caminaba por los pasillos de la universidad con la cabeza baja, evitando deliberadamente las miradas de Derek y Damien. La tensión entre ellos era palpable, como si el aire mismo vibrara con la electricidad de secretos no dichos y sentimientos reprimidos.A pesar de sus esfuerzos por mantener una apariencia de normalidad, Mía no podía dejar de preguntarse cómo habían llegado a ocultarle algo tan significativo. Las noches se volvieron inquietas, plagadas de pensamientos tumultuosos mientras la luna comenzaba un nuevo ciclo, acercándose peligrosament
Aparentemente el campus de la universidad había regresado a la normalidad. Damien consiguió que los jugadores que ahora pertenecían a su manada regresaran, aunque ninguno se atrevía a hablar de lo que sucedió esa noche.Había sido Gale quien, en su frenesí de la primera luna llena; mordió a Mía condenándola a un destino sobrenatural.Sobra decir que Damien estuvo a punto de matarlo después, e incluso Dereck le volvió a romper algunos huesos como castigo; aunque estos sanaron mucho más rápido que cuando era un humano.Después de todo ese caos, las relaciones entre ellos estaban realmente tensas, sin embargo, los tres lobos que le habían jurado su fidelidad lo seguían como parte de su manada. Damien ni siquiera era consciente de que esa noche estuvo a punto de convertirse en un Alfa, sin necesidad de robarle el poder a Dereck; pero él seguía tan empecinado en que su destino era arrebatarle el poder, que no tenía idea del suyo propio.Mientras todos dormían, Damien se reunió con sus nuev
Poco a poco, Dereck había logrado ganarse la confianza de Mía otra vez. Aun así, ella decidió mantener cierta distancia porque seguía sintiéndose confundida. Le dolía demasiado su separación con Damien, y a pesar de que ahora entendía el por qué se sentía como se sentía; no hacía que las cosas fuesen mejores.Para empeorar las cosas, sus dolores de cabeza se habían intensificado más. Ahora sangraba a cada momento y sin que pudiera controlarlo o hacer algo al respecto. Todo lo que podía era evitar que alguien más se diera cuenta de lo que ocurría. El temor de que algo malo estuviese pasando con su transformación era como una sombra que la acechaba de forma constante, pero no quería decirle nada a ninguno de los dos.Ese día se encontraba en medio de la clase de español. Escribía muy concentrada en su cuaderno los apuntes que la profesora dictaba. Todo parecía ir bien, hasta que, de la nada, una gota de sangre muy oscura aterrizó en las hojas del cuaderno.Mía se quedó pasmada observand
Damien intentaba aparentar serenidad, pero por dentro su mente se encontraba agitada. Veía de reojo cada cinco minutos a Dereck junto a Ewan con Mía en brazos, inconsciente y sin señales de que iba a despertar. De copiloto lo acompañaba Anton, pues no pretendía meterse en la casa del lobo solo como la vez anterior.La tensión en ese auto era tan densa que un cuchillo podía haberla atravesado con facilidad. El paisaje se había convertido en una mancha borrosa, a Damien no le importó acelerar excediendo el límite de velocidad, aunque no estaba del todo seguro qué se suponía que iban a hacer en la cabaña de Dereck.Finalmente llegaron al lugar, los cuatro chicos se bajaron, Dereck llevaba a la chica en sus brazos, entró en la cabaña y la recostó con delicadeza sobre la cama tersa donde muy ocasionalmente dormía.—¿Qué es lo que le sucede? ¿Qué le hiciste? —reclamó Damien acusando directamente a Dereck.—Yo no le he hecho absolutamente nada, ella se desplomó en el campo —se defendió.—Alg
El tiempo funcionaba diferente en ese lugar místico en el que se encontraba. Mía no tenía idea, pero ella había sido una de las pocas afortunadas en conocer a la diosa luna en persona. La diosa era caprichosa, no solía aparecérsele a sus criaturas, esas que había ayudado a crear con la ayuda de la primera bruja elemental, Isadora, quien también se había convertido en la condena para los lobos. Sin embargo, había ciertos momentos en los que, muy a pesar de mantenerse al margen, debía intervenir; como ahora. —¿Qué quieres decir con eso? Entonces, ¿realmente soy la Mate de ambos? —cuestionó Mía sin poder creérselo, en su mente, seguía soñando. —En realidad, Ambos son partes opuestas de una sola alma, por eso eres la Mate de ambos, porque en realidad, solo son uno. Mía frunció el ceño, todo eso le parecía muy complicado de entender. La diosa se echó a reír y la invitó a caminar con ella por el palacio plateado. —Para que lo entiendas debes conocer el pasado y la leyenda de los hombre